Dos chicos de campo cruzan sus miradas cuando coinciden en la vereda. Las coincidencias aumentan y un día, deciden ir juntos a la casa abandonada al otro lado del lago. Él no sabe remar y ella sólo busca un pretexto para salir con ese chico. Mientras exploran la casa en ruinas, olvidan amarrar su bote de remos a la orilla, ya ha comenzado a llover y la corriente los ha dejado sin transporte de regreso.
Esa tarde de aventura se convierte en un largo paseo que perdura hasta la noche. Una larga caminata, un descanso en el muelle y un compromiso espiritual que perdurará para toda la vida. Así comienza la historia circular de The classic (2003), una película de romance, que como su nombre bien lo dice, se ha convertido en uno de los títulos clásicos y obligados para todos los amantes de las historias de amor imposible.
La historia se desarrolla en la imaginación de Ji Hae, protagonizada por la actriz Son Ye Jin (Personal Taste). Ella es una joven estudiante que por accidente comienza a leer las antiguas cartas de amor de su mamá Joo Hee, interpretada por ella misma, y su amor de juventud Oh Joon Ha, estelarizado por el actor Cho Seung Woo (Inside men).
En un flashback eterno, conocemos las travesías por las que pasaron su mamá y Joon Ha, pues su amor era imposible. Ella estaba comprometida con el mejor amigo de su enamorado, quien parecía no estar interesado en el compromiso, por lo cual le pedía a Joon Ha escribir las cartas de amor a su prometida. Hecho que el joven aprovechaba para compartir sus sentimientos con su amor prohibido.
Paralelamente, cuando Ji Hae vuelve a la realidad, observamos su propia historia de amor platónico. La estudiante está enamorada de Oh Sang-min, un interesante practicante de teatro, interpretado por el actor Jo In-sung (It’s Okay, that’s love). Este chico sale con la mejor amiga de Ji Hae, repitiendo un patrón similar al de su madre, pero desde un amor aparentemente no correspondido.
Esta historia está repleta de esa aura del primer amor, uno tan intenso y poco comparable con otras experiencias en la vida. El toque dulce es otorgado por el brillo adolescente y las fracciones que unen a las almas gemelas. Combinado con una buena dosis de desesperanza, pues el romance de los protagonistas del pasado será impedido por las circunstancias y un trágico destino.
La historia, dirigida por Kwak Jae-yong, muestra una Corea campestre que figura entre los años 50 y la guerra de Vietnam. Apoyada de un tono sepia en sus imágenes e interminables escenas bajo la lluvia que inspiran un ambiente melancólico.
Esta película nos invita a creer en el amor que trasciende cualquier barrera, incluyendo la del tiempo. Demostrando que las almas destinadas a estar juntas, pueden atravesar por todos los obstáculos imaginables para reencontrarse en otro cuerpo, en distinta época y un nuevo espacio.
¡Preparen sus pañuelos!