Electricidad… que invade tu cuerpo cada vez que te entregas a la música. Cada secuencia de pasos logra llevarte a un mundo completamente nuevo. Los problemas, frustraciones, dolores, todo simplemente desaparece. La felicidad se define en una sola palabra: danza.

Ellos lo saben. Desde que se conocen, en su etapa de secundaria, Young J y J Ho entendieron que la felicidad se define en una palabra. Por ello crearon JustJerk, agrupación fuera de serie y con un alto nivel profesional debido al esfuerzo, entrenamiento constante y, sobre todo, trabajo en equipo.

Actualmente, los chicos de JustJerk tienen como meta la victoria en el concurso Body Rocken, en Estados Unidos.

El pasado domingo 9 de agosto, la Ciudad de México disfrutó de los dotes de estos dos genios de la danza, quienes demostraron porqué han trabajado con artistas como Taemin, BTS o BoysRepublic.

En una dinámica de tres diferentes clases, los chicos dieron todo de sí con ritmos como Hip Hop, Street Dance, Funk, entre otros. Los aprendices escuchaban una y otra vez las palabras one, two, three… up, down, mientras los integrantes de JustJerk los observaban y ayudaban, pulían sus pasos y los motivaban  o se emocionaban cuando lo hacían bien.

Las sonrisas de oreja a oreja reflejaban orgullo, las manos se agitaban en el aire, y los ojos irradiaban alegría al ver el gran esfuerzo de los bailarines mexicanos, quienes, comentaron Young J y J Ho,  se caracterizan por ser cálidos y apasionados, aspecto que admiran.

Después de la sesión de baile, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer a los bailarines más íntimamente. Ahí se enteraron de aspectos de su carrera como los altibajos; además, les dieron consejos a los interesados en  dedicarse a la danza profesionalmente para como no desgastar su cuerpo, trabajar en equipo, ejercitarse y, ante todo, disfrutar cada uno de los movimientos. “Divertirse es lo más importante” mencionó J Ho.El momento de las fotos había llegó. Los participantes recibieron un reconocimiento firmado por JustJerk y juguetearon por todo el estudio de baile, parecía que la energía no se agotaba a pesar de las 6 horas de baile. Los chicos se despidieron con una reverencia y una enorme sonrisa que prometieron traer el próximo año.

El telón bajó. Se apagaron las luces y así como la noche atrapa la ciudad, las puertas del estudio guarecieron los sueños e ilusiones que en el día acumuló.

Galería