El mediodía del 15 de agosto se grabó para siempre en la memoria de los habitantes de Corea. Ese día, la lucha de aquellos que resistieron durante más de 35 años tenía frutos. El sendero de la libertad los alumbró: Corea era libre.
Por Ana María Alcocer y Juan Pedro Salazar
El mundo respiraba el final de la segunda gran guerra y Corea seguía bajo el dominio japonés. Entonces, un bombazo cambió el rumbo de la confrontación que dividió al mundo en dos bandos. El ataque nuclear a Hiroshima y Nagazaki, el 6 y 9 de agosto, quedará guardado en la memoria de muchos no sólo por el número elevado de muertes, sino por marcar el inicio de la derrota nipona.
La voz del emperador japonés Hiroito retumbó en la radio local. Era la primera vez que sus gobernados lo escuchaban hablar, nunca lo olvidarían. Dolido, anunciaba la derrota de su país. Japón aceptaría los términos de rendición planteado por el bando aliado, se rendía.
Mientras en Tokio asimilaban el anuncio, la información llegó a Corea donde todo era fiesta. Tras años de lucha, eran libres.
La historia
Desde su fundación, Corea ha pasado por diversas guerras. Una de ellas, la disputada entre Rusia y Japón, en 1904, la puso bajo el domino nipón. Entonces, las tierras de Joseon fueron saqueadas por los invasores. El yugo era tal que a los habitantes se les prohibió utilizar su lengua originaria e incluso los obligaban a cambiarse sus nombres para convertirse en “japoneses”.
Sin embargo, el espíritu de lucha y libertad no sucumbió en los coreanos y comenzaron a busca la manera de librarse del invasor. Uno de los años marcadas como esenciales para ello fue 1919, año en el cual surgió el movimiento primero de marzo.
La tarde coreana del primero de marzo fue muy distinta a la de otros días. Cerca de 33 activistas suscribieron la Declaración de Independencia y comenzaron una marcha por el centro de Seúl. El movimiento se extendió de manera rápida, lo cual provocó la reacción japonesa. La violencia cubrió las calles de Corea.
A pesar de ello, las cenizas de la rebelión se extendieron por todo el país y se dio paso a la formación de pequeños ejércitos que combatían al invasor. Mientras el movimiento se expandía por tierras lejanas, como América y Europa, a la par se creó el Gobierno Provisional de Corea.
De la década de 1920 a la de 1940, varios coreanos formaron parte de grupos militares que le hicieron frente a la invasión nipona. Fue hasta la creación del Ejército de Liberación, gracias al Gobierno Provisional, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando esas fuerzas disidentes se unieron y formaron parte del ejército chino que combatió a Japón en el sureste asiático.
La entrada de Estados Unidos a la guerra benefició a Corea, quien se hizo de un aliado en su lucha. Junto a la Oficina de Servicios Estratégicos del país americano, el Ejército de Liberación preparaba un ataque contra las fuerzas japonesas. Sin embargo, el ataque a las ciudades de fábricas militares de Hiroshima y Nagazaki, donde varios coreanos trabajaban, cambió el equilibrio de fuerzas. Japón comenzó a ver como visible su derrota y los coreanos sintieron cerca la libertad.
Por fin, el 15 de agosto de 1945, como consecuencia de la rendición nipona, los coreanos liberaron su país, mismo que tres años después, en 1948, sería denominado: República de Corea.
Actividades de celebración
Como parte de la conmemoración del hecho, artistas latinoamericanos, incluyendo a siete mexicanos, impartirán clases grupales de orquesta a cerca de 80 niños y jóvenes coreanos. Además, se realizará un concierto de la orquesta juvenil de las Américas bajo la batuta del director Keum Nan-sae.