Adiós a mi concubina y la revolución cultural china

November 22, 2017
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El cambio de la época imperial a la República Popular China no sólo tuvo repercusiones en el sistema de gobierno, sino también transformó el campo de la expresión artística. Adiós a mi concubina (1993) es una obra cinematográfica que nos muestra esta transformación cultural desde el campo de la ópera tradicional de Pekín.

Basada en la novela homónima de la escritora hongkonesa Lilian Lee (1985) y dirigida por Chen Kaige, la historia narra la vida de dos actores de la ópera china, Cheng Dieyi, interpretado por el actor Leslie Cheung (Happy Together, 1997) y Duan Xiaolou, protagonizado por el actor Zhang Fengyi (El emperador y el asesino, 1998); quienes sufrirán los cambios culturales de la nueva ideología en China, el comunismo implantado por Mao Zedong.

Cheng Dieyi y Duan Xiaolou crecieron juntos en una compañía de actores que formaba a las nuevas generaciones de la ópera de Pekín, después de miles de golpes y torturas por parte de sus maestros, los jóvenes se convierten en los actores más reconocidos de China. Dieyi, es reconocido gracias a su interpretación de la concubina Yu, mientras que Xiaolou el rey Yu.

Recordemos que la ópera tradicional sólo podía ser interpretada por hombres, aún cuando el papel fuera el de una mujer. La ópera de Pekín tuvo su apogeo durante la dinastía Qing (1644-1911), este arte escénico está compuesto por el drama, el canto, la música y la danza, al igual que algunas técnicas de acrobacia y artes marciales, con el objetivo de narrar las historias y leyendas tradicionales chinas.

En el caso de la obra operística Adiós a mi concubina, la pieza se escribió para representarse en en un solo acto y el rol de la concubina era interpretado por el actor Mei Lan-fang (1894-1961), uno de los más destacados por su calidad actoral y las cientos de representaciones de esta obra durante el del siglo XX.

Sin embargo, posterior a la instauración de la República Popular China en 1949, se dictaminó una revolución cultural que prohibía la representación de la ópera, entre otras expresiones artísticas que no mostraran la ideología del nuevo gobierno.

“La intención principal era formar un pensamiento arraigado en nuevas costumbres de una cultura proletaria… Todas las artes sufren una fuerte dominación, además de que toda expresión debe volverse oficialista y parte del partido”, explica la comunicóloga María Ester Bernal de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.



 

A partir de los años 60 el sistema se endureció, entre algunas de las acciones tomadas por esta revolución se encontraba la quema de libros, la destrucción de obras de arte y espacios culturales, así como la tortura para quienes no respetaran los lineamientos de expresión, es decir, artistas, pensadores o artesanos que se dedicaran a un oficio tradicional nacido en el imperio.

En este caso, Xiaulou y Dieyi se enfrentarán a la revolución cultural acusándose uno a otro y ateniéndose a las recientes condiciones del gobierno comunista. Terminando así la era de apogeo de ambos actores, quienes crecieron y sufrieron para un sólo objetivo, ser intérpretes de ópera.

Colores vibrantes y escenarios que muestran la suntuosidad de los espacios de la clase alta china de entre 1920 y 1970, así como los bemoles de la transición política, figura entre lo más destacado de la parte visual de esta película. La fotografía, al igual que las actuaciones, la dirección y la manera de abordar el contexto histórico le otorgaron a la cinta la Palma de oro en 1993 en el Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia.

Si no te has acercado a la tradición escénica china, te recomendamos ampliamente esta película que te mostrará lo más crudo y los más esplendoroso de este arte tradicional, así como un pequeño fragmento de la transformación cultural debido al régimen popular chino.

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