I
magina que después de una terrible borrachera, despiertas en un cuarto desconocido. La habitación es austera, únicamente amueblada por una cama, un pequeño escritorio con una lámpara; frente a esto, una televisión como única conexión con el mundo exterior. Las paredes con tapiz cuadriculado te encierran en colores marrón, crema y vino; el tiempo se prolonga hasta el infinito.
Una diminuta rendija en el filo de la puerta se abre. Corres hacia ella para visualizar a tus captores, gritas y cuestionas las razones de tu secuestro; tus intentos son inútiles. Ellos no responden, nunca lo hacen, ni hoy ni en los próximos quince años de tu estancia…
Ésta es la premisa de Oldboy (2003), la segunda película de la “Trilogía de la venganza”, dirigida por el surcoreano Park Chan-wook, basada en el manga homónimo del artista japonés Nobuaki Minegishi y escrito por Garon Tsuchiya. El filme fue galardonado en una serie de festivales como el de Cannes (2004), así como el Blue Dragon Films Award (2003) -por mejor dirección- y el Grand Bell Award (2004) -por mejor actor-.
El filme está protagonizada por el actor Choi Min-Sik (I Saw the Devil, 2010) y la actriz Kang Hye-Jung (Mido, joven que ayudará al protagonista); ambos planean una venganza contra su misterioso captor (Yoo Ji-Tae, Healer), quien los mantuvo cautivos sin razón aparente durante tantos años.
En esta ocasión, la temática de la venganza se concentra en una causa insignificante con un efecto desproporcionado, donde el último siempre regresa a su punto de origen. Es decir, un pequeño factor puede provocar daños irreversibles. En este caso, las acciones en el pasado de Oh Dae Su (Choi Min-Sik), afectan el futuro del mismo, por lo cual su captor decide que torturarlo es la única forma de compensar ese mal.
El dolor, nuevamente, vuelve a ser el único provocador de la venganza, así Park Chan-wook muestra los extremos de sus personajes. La captura del protagonista sólo es el inicio de la destrucción, pues el objetivo es provocar el dolor sufrido al secuestrador. Y viceversa, pues Dae Su está dispuesto a hacerle pagar por los años perdidos.
Oldboy es sin duda una de las cintas más reconocidas del director y una figura representativa del cine de culto, con la cual la cinematografía surcoreana se posicionó en el mapa mundial. La cinta es una clara muestra de crudeza física y psicológica, donde no cabe la piedad hacia ninguno de los personajes. ¿Quién de los dos realmente cobrará venganza?
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