El primer día del mes de marzo es día festivo en Corea del Sur, se conmemora el Sam-il, uno de los primeros movimientos que hicieron frente a la ocupación japonesa que sufrió el pueblo coreano desde 1910 y que culminó hasta el año de 1945 gracias a levantamientos como este.
Muchos países alrededor del mundo tienen un día especial en el que conmemoran su identidad nacional. Por ejemplo, en México el 16 de septiembre se celebra el inicio de la guerra de independencia contra España.
Por otro lado, el 14 de julio Francia festeja el levantamiento popular en contra del rey Luis XVI. Lo cual sentó las bases de la primera República francesa.
Sin embargo, hay algunas otras naciones que conmemoran el día de su fundación. Tal es el caso de Japón, que el 11 de febrero celebra la fundación del Imperio japonés o la culminación de alguna forma de gobierno.
En cuanto a Corea del Sur, su espíritu nacionalista se hace presente al conmemorar 3 días nacionales: el Día de la Fundación de Corea que se celebra el 3 de octubre, y el Día de la Independencia de Corea ante el Imperio japonés que se festeja el 15 de agosto.
Aparte de dedicar estos dos días para recordar dichos momentos de la historia del país, tienen también una fecha en la que se honra a los primeros coreanos que levantaron la voz contra la ocupación japonesa, misma que vivió Corea en la primera mitad del Siglo XX.
Es de esta manera que el 1 de marzo se celebra el Día del Movimiento de Independencia, conocido en coreano como Sam-il jeol (삼일절) y que literalmente significa tres, uno; es decir, mes tres (marzo), día uno.
La historia detrás del Movimiento Primero de Marzo o Sam-il Jeol
El Sam-il Jeol fue el primer movimiento coreano que enfrentó al invasor japonés de una manera diplomática. Los coreanos buscaban recobrar su independencia de esta forma.
Es importante mencionar que el nacimiento de este movimiento se influenció por varios factores. En primer lugar podemos mencionar el derrocamiento de varios imperios europeos tras la Primera Guerra Mundial. Asimismo, el impulso estadounidense motivó la independencia de territorios invadidos en todo el mundo, incluso el de Corea.
Si bien, esta iniciativa de libertad se gestó por muchos años, tuvo un abrupto estallido en 1919 tras la muerte del emperador de Corea, Gojong, quien supuestamente se suicidó el 19 de enero de 1919.
Este hecho desencadenó todo, ya que muchos coreanos no creyeron que el deceso se tratara de un suicidio, más bien pensaron que el gobierno japonés lo asesinó.
Fue así que durante las ceremonias fúnebres del emperador, muchos jóvenes inspirados por las ideas políticas del mundo occidental exigieron al gobierno japonés su autonomía y su identidad nacional:
“Proclamamos aquí la independencia de Corea y la libertad del pueblo coreano. Lo proclamamos a todas las naciones del mundo en testimonio de la igualdad de la humanidad. Lo proclamamos a nuestros descendientes para que puedan disfrutar para siempre de su derecho intrínseco a la nacionalidad.
En cuanto que esta proclamación se origina de nuestros 5.000 años de historia, en cuanto que nace de la lealtad de veinte millones de personas, en cuanto afirma nuestro anhelo de progreso a la libertad duradera, en cuanto expresa nuestro deseo de formar parte de la reforma global presente en la conciencia humana, es la solemne voluntad del cielo, la gran marea de nuestra era, y un acto justo necesario para la coexistencia de la humanidad. Por ello, ¡ningún poder en este mundo puede obstruirlo o suprimirlo!”
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La voz de Corea que se alzó para declarar su independencia
El clímax de este movimiento sucedió el 1 de marzo de 1919, cuando 33 activistas hicieron pública la declaración de independencia de Corea. El Sam-il ocurrió en el parque Tapgol, ubicado en el centro de Seúl, y en pocas horas esta noticia llegó a oídos del gobernador general de Corea. Dicha declaración no solo se aclamó en Seúl, sino que se esparció por toda la península coreana.
Debemos tomar en cuenta que la declaración proclamada es un documento que alude plenamente al derecho internacional moderno, donde no se llama a las armas ni se busca un conflicto, más bien se hace un llamado a respetar una cultura milenaria que busca su continuidad. Por dicha razón, la muerte del emperador era una situación que ponía en riesgo la continuidad de la descendencia de la familia real coreana.
En un corto plazo de tiempo, más de 2 millones de coreanos se manifestaron para exigir la salida del ejército japonés de su nación. Las protestas eran más que nada simbólicas, multitudinarias y pacificas, ya que los coreanos eran conscientes de la supremacía bélica de los nipones.
Sin embargo, el imperio japonés no cedió ante la petición de los coreanos, y para detener las manifestaciones, su ejército comenzó a sofocar a los independentistas por medio de la violencia.
Se calcula que en la primavera de 1919 hubo por lo menos mil 500 protestas, en las cuales el gobierno japonés reconoció alrededor de 7 mil 800 muertes, casi 15 mil heridos y 45 mil detenidos.
Aunque los coreanos consideran que el número de muertos pudo ser de hasta 23 mil, ya que las ejecuciones no sólo se realizaron en las ciudades más importantes, sino que también hubo fusilamientos y persecuciones en los pueblos más remotos.
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El Sam-il Jeol no acabó con la ocupación japonesa pero sí marcó los primeros pasos por la independencia
Este movimiento no tuvo el éxito que los coreanos esperaban. No fue hasta después de un cuarto de siglo, cuando Japón perdió la Segunda Guerra Mundial, que el antiguo imperio de Corea recobró su soberanía.
Pero aun así, el pueblo coreano honra a sus antepasados que perdieron la vida en movimientos como este, en busca de la libertad que ellos creían merecía su rica y basta nación.
En la actualidad, el Sam-il es día de asueto oficial. En muchas casas y lugares públicos se colocan banderas surcoreanas, así como otros símbolos nacionales. De igual forma, se suelen celebran ceremonias para recordar este movimiento, que aunque no rindió los frutos que esperaban en su momento, gracias a este, el mundo supo que la cultura coreana seguía viva pese al sometiendo que sufría. Por esta razón, el Samil Jeol en Corea no se olvida.