En los últimos años, México y Corea del Sur han estrechado sus relaciones diplomáticas y económicas, al grado de buscar retomar las pláticas para firmar un acuerdo comercial entre ambos países, pero, ¿es viable?
Cifras de la Secretaría de Economía señalan que en 2015, México exportó poco más de 2 mil 850 millones de dólares en productos como refacciones y productos agrícolas, entre otros; mientras, se importó alrededor de 14 mil 500 millones de dólares de la nación asiática en enseres como televisores, celulares y autopartes.
Corea y México en las décadas de 1960, 1970 y 1980
De 1960 a 1970, Corea del Sur experimentó cambios sustanciales en sus políticas económicas internas que le permitieron combinar la producción interna con un sistema orientado a las exportaciones. Dichas estrategias trajeron consigo crecimiento empresarial, avance en las materias que producía y crecimiento económico.
Por ejemplo, para 1970, Corea había cambiado la producción de materias primas por industrias pesadas, tales como la química y los aceros; esta situación llamó la atención de los economistas en el mundo, por su veloz crecimiento económico. Otra dato, en 1960, el ingreso per cápita de Corea era de 80 dólares, para 1979 era de mil 100 dólares. En menos de 19 años, la población surcoreana había alcanzado (con esfuerzo y sacrificios) superar los ingresos de la década de los 60’.
En México, la situación comenzó a cambiar cuando en la misma época surgió la crisis del sistema económico. Los precios del petróleo afectaron directamente la economía mexicana. El modelo orientado a la sustitución de importaciones, sin un objetivo claro a largo plazo y la falta de conocimiento del mercado exterior, afectaron profundamente el sistema de la época, lo que provocó un reajuste en las políticas económicas, la desaparición de varios programas sociales, la venta de compañías estatales y la apertura del mercado mexicano al exterior.
En la década de los 80, México cambia de modelo económico, decide abrir su mercado a las importaciones y se vuelve un atractivo comercial para todos los países debido a su cercanía con el mercado estadounidense y la firma de un tratado de libre comercio, primero en su tipo, con Estados Unidos y Canadá.
Por el contrario, Corea continuó con su crecimiento económico, al grado de desarrollar productos con alto valor agregado, es decir, la inversión en educación y tecnología trajo consigo el desarrollo de televisores y equipos electrodomésticos.
La relación comercial entre México y Corea
El 26 de enero de 1962, México y Corea establecieron relaciones diplomáticas. Sin embargo, durante la década de los 60’ y 70’, hubo poco interés de México por acercarse a Corea; en cambio, el país asiático mostró un compromiso mayor por comprender la dinámica del entonces líder latinoamericano que nuestro país era.
Tras los cambios experimentados por ambos países y la llegada de capitales surcoreanos a México, (Samsung, LG y Daewoo, a finales de la década de los 80’ y principios de los 90’), se firmaron varios acuerdos para mejorar las condiciones de negocio entre ambas naciones, por ejemplo el Acuerdo para Evitar la Doble Tributación y Fuga de Impuestos en 1994, la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRI) en 2000 y el Acuerdo de Reconocimiento Mutuo en Materia Aduanera en 2014.
Cabe señalar que entre 2006 y 2008 hubo acercamientos y rondas de negociación para la firma de un Tratado de Libre Comercio entre México y Corea del Sur, pero las negociaciones se cancelaron por diferencias en temas como la producción agrícola -Corea- y el sector automotriz -México-.
Corea pone el ojo en México
En abril de 2016, la ex presidenta Park Geun-hye visitó México y firmó varios acuerdos en materia de agua, sanidad, educación y turismo, lo cual demuestra el interés coreano con el país; situación contraria de México, ya que Enrique Peña Nieto no ha visitado Corea durante su sexenio.
A la fecha, la inversión coreana ha crecido en nuestro país. Actualmente más de mil 700 micro, pequeñas y medianas empresas coreanas se encuentran en México, en sectores como la comida, el maquillaje, servicios de importación y exportación, maquilas.
Un ejemplo es Posco, empresa acerera que se estableció en 2009, y Kia Motors, que en 2016 comenzó la producción de su modelo Forte en México.
La inversión coreana en el país se concentra en zonas del norte, como Nuevo León. La empresa Hanwha Advanced Materials hizo una inversión de 20 millones de dólares el Cienegas de Flores, se prevé que dé empleo a 200 personas. En Coahuila, la empresa Haeng Sung anunció una inversión de 200 millones de dólares, que posiblemente generen 2 mil 500 empleos.
¿Es viable un TLC con Corea?
Por ahora, el panorama no es adecuado para la firma de un Tratado de Libre Comercio, debido a los cambios que Corea ha experimentado en el ámbito político y la cercanía de las próximas elecciones; en México, la sucesión presidencial de 2018 está a la vuelta.
Para Corea, es clara la intención de acrecentar su presencia en Latinoamerica, especificamente en México. Por ello, en 2016 se organizaron foros entre la Embajada de Corea y el sector público mexicano para resaltar la relación económica entre ambos países y la viabilidad de firmar un acuerdo comercial.
En dichos encuentros se mencionó que la inversión de este país asiático crecerá con el paso del tiempo, y habrá la necesidad de establecer un acuerdo para resolver las diferencias que lleguen a surgir. Por otro lado, se destacaron las áreas de oportunidad para México en el sector de alimentos y turismo.
En el caso mexicano, la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos trajo consigo los enunciados de años atrás: México necesita diversificar su comercio con otros países para no depender del mercado estadounidense. Dicha situación aún no se ha resuelto pero es evidente que nuestro país requiere tener una política concreta con Asia en general. Corea no es el único país asiático que muestra intenciones de firmar un acuerdo con México, pero sin una clara línea de política, difícilmente logrará mejores acuerdos a largo plazo.
México necesita saber con exactitud qué espera del continente asiático, con lo cual podrá formular líneas de acción que trascienda los períodos presidenciales. Además, requiere hacer una revisión exhaustiva con cada país de Asia, para generar acciones concretas que mejoren y estrechen las relaciones.
Actualmente, la negociación de un acuerdo parece poco viable, la oportunidad está en conocer las áreas de oportunidad para cada uno, generar lazos de largo plazo y construir una relación ganar-ganar, lo cual también dependerá de que quienes asesoren en las negociaciones tengan un conocimiento profundo de las relaciones entre ambos países y las diferencias culturales que podrían impactar a la hora de comercializar un producto.