Desde #PyeongChang2018, Líluz Cam nos cuenta la experiencia de estar cerca de una de las estrellas olímpicas invernales de todos los tiempos: Yuzuru Hanyu, bicampeón olímpico y cuatro veces triunfador del Grand Prix de patinaje artístico.
La lluvia de Winnie Pooh inundó la Arena de Hielo durante la competencia de patinaje artístico de los Juegos Olímpicos de Invierno. Yuzuru Hanyu no sólo conquistó el oro, también, con sus regalos hará felices a cientos de niños en orfanatos.
Por Líluz Cam*
GANGNEUNG, Corea del Sur. Hay eventos que aunque uno los lea en periódicos, los vea a través de una pantalla de televisión, escuche de viva voz de alguien que estuvo ahí o que pueda presenciarlo a través de un streaming en LIVE; ¡jamás será equiparable a vivirlo en carne propia! Y es que sentir la energía que desprenden todas las personas es simplemente extraordinario y de esas cosas que se deben de vivir sí o sí.
Cuando llegué a Corea, desde julio del 2017, no imaginé que tendría la oportunidad de ser voluntaria en los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018, y con ello tener una de las experiencias más inolvidables de mi vida: presenciar la “lluvia de Winnie Pooh” el bello y curioso fenómeno que se manifiesta al final de todas las presentaciones de Yuzuru Hanyu, un nipón de 23 años que es la estrella olímpica del patinaje artístico.
“Yuzu”, como suelen llamarle, se presentó los días 16 y 17 de febrero en la Arena de Hielo de Gangneung Olympic Park, Corea de Sur, para representar a Japón en los Juegos Olímpicos de Invierno.
Al final de la competencia se coronó como bicampeón olímpico en esta disciplina, hecho que no se veía desde la hazaña del estadounidense Dick Button en las justas de Sankt Moritz 1948 y Oslo 1952.
El oro que “Yuzu” se colgó, representa la medalla número mil en la historia de los Juegos Olímpicos invernales.
Viernes 16, Corea del Sur. Personas de distintas nacionalidades se dieron cita en Gangneung Ice Arena; estaban ataviadas con gorros, kigurumis, frazadas, peluches de Winnie Pooh, y banderas de sus respectivos países.
Mientras esperábamos a Hanyu, los aficionados aplaudían a los otros competidores aunque sin levantar tanto alboroto: aplausos por saltos ejecutados magníficamente, y también aplausos cuando algún patinador dejaba ir puntos con saltos no logrados.
Los competidores que llevaban “porra” hacían más ruido pero no lograban contagiar al resto de los aficionados. Después de esperar casi cuatro horas, Hanyu fue anunciado. El recinto se llenó de gritos y cientos de banderas niponas por doquier. Posteriormente vino el silencio. Nos colocamos en nuestros asientos, con el corazón en la mano y la piel erizada, esperando que todo saliera bien.
Entonces “Yuzu” inició su rutina. Saltos y giros acompañados de la música. La perfección en su rutina. Limpieza. Elegancia…. Magia y excitación. Sí. Lo que todos esperábamos.
Cuando la música paró, la mayoría del estadio se puso de pie. Brincamos. Gritamos de emoción, de felicidad. Muchos lloramos. Entonces lo sabíamos, el oro tenía un único destino.
Al final de su rutina, el temor de una recaída por su lesión -sufrida hace tres meses- se había esfumado.
Entonces, la “lluvia de Winnie Pooh” se hizo presente como respuesta a tan grandiosa actuación. Mientras Hanyu daba las gracias a los presentes, un arsenal de ositos amantes de la miel se dejó caer sobre la pista de hielo.
Y es que este oso es el amuleto del deportista nipón. El dato fue confirmado por el mismo, días antes de su presentación: “Toda mi habitación está llena de Winnie Pooh”. Esto inicio cuando comenzó a cargar una caja de pañuelos con la imagen del conocido oso, en 2010, y a partir de entonces se la ha visto cargando su muñeco de peluche a todas las competencias en las que ha participado.
Al final, el grupo de pequeñas patinadoras encargadas de recoger los regalos dieron hasta tres vueltas para no retrasar la presentación del siguiente patinador. No vi a nadie recibir tantos regalos como a él. Pilas y pilas de peluches se acumularon en diferentes puntos de la arena, muñecos que serán donados con el mismo amor que fueron entregados a los niños huérfanos de Pyeongchang. La puntuación final de Hanyu fue de 111.68 puntos obtenidos, en esta primera ronda.
Puedes leer: Yuzuru Hanyu: el talento sobre hielo que morimos por ver en Beijing 2022
***
Sábado 17, Corea del Sur. El centenar de banderas niponas llenaban el recinto, las personas cargaban a sus Winnie Pooh. Este día el programa fue más cardiaco. Los admiradores de Hanyu temían del español Javier Fernández, con quien Yuzuru comparte entrenador y aunque es genio también en el patinaje, no por algo goza de Campeón mundial, su esencia es muy distinta. Si tan solo hubieran estado en diferentes épocas, Javi definitivamente estaría lleno de los laureles que merece; sin embargo, competir al lado del patinador del Sol Naciente, no ha de ser tarea fácil.
Durante la competencia, Yuzuru se volvió a encontrar en el último grupo. Se volvieron a ver las banderas, escuchar los gritos y la lluvia de ositos amarillos –aunque menos que el día anterior y en esta ocasión iban acompañados de peluches de Soohorang–. La rutina de Hanyu sólo confirmó que el oro estaría en sus manos. Su puntuación sólo lo confirmó: 317.85.
Tras Yuzu, esperábamos ver a los #CricketBrothers juntos con el oro y la plata pero Shoma se volteó y dijo: “ahí les voy”, y nos sorprendió con su presentación, la última del día, alcanzando la plata con sus 306.90 y dejando a Javi con el bronce con sus 305.24..
Las tres medallas fueron entregadas a tres grandiosos, talentosos y magníficos atletas, tres amigos que seguirán escribiendo historia porque hay quienes ♪♫ were born to make history ♫♪ de la misma manera que lo escribe “History Maker” de Yuri!!! on Ice.
Antes de la ceremonia de las flores, los tres galardonados se abrazaron. Javi tomó la palabra y le dijo a sus compañeros que posiblemente estos sean sus últimos Juegos Olímpicos. Shoma se quedó inmóvil. Yuzuru decía que no y, entonces, colocó su cabeza sobre el hombro del español para decirle “No, I can’t. I can’t do it without you”. Por 30 segundos, las lágrimas brotaron de sus ojos, los 30 segundos más largos porque: ¿acaso no es terrible pensar que tu mejor amigo ya no estará más contigo?
Así, con las lágrimas, la emoción y el cariño de compartir juntos este momento ha marcado uno de los momentos más históricos en Pyeongchang en esta disciplina y Hanyu, una vez más, ha escrito otro asombroso capítulo del patinaje artístico varonil.
* Líluz Cam
En noviembre de 2013 dejé entrar a todo Asia a mi corazón cuando conocí a Super Junior. Y desde hace 7 meses que he estado viajando por este hermoso continente; mi pasión es leer, conocer gente y el voluntariado. ¿Mi meta? Dejar huella en todo aquel que conozca. Soy ingeniera en computación egresada del IPN y estaré apoyando los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno en Pyeongchang 2018.
Edición y corrección de estilo: Lucero Santiago y Juan Pedro Salazar.
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