El ensō y la filosofía zen han sido motivo de inspiración para muchos artistas. Estos hacen de la práctica espiritual un sistema de pensamiento artístico-estético que rompe con la rigidez mental y permite la contemplación de la naturaleza de la mente.
Por: Ilse Juárez
El círculo es un símbolo universal con un sinnúmero de interpretaciones. En algunas culturas lo relacionan con el ciclo de la vida, mientras que en otras es la representación del sol, la luna o alguna deidad. En Asia se asocia la continuidad de su trazo con la totalidad del ser con el universo.
El ensō o círculo zen es un símbolo sagrado con muchos significados. En el budismo simboliza el Dharma o las enseñanzas del Buda, la totalidad, el universo y el vacío, por mencionar algunos ejemplos.
La importancia de este símbolo es tal que es el tema más abordado en la caligrafía zen. Los monjes budistas lo usan como una forma de meditación. Sobre papel de arroz pintan con tinta un círculo continuo para usarlo como testimonio del aquí y el ahora.
Es por ello que no es importante que el círculo sea perfecto, sino que sea visto como un espejo del ser de quien lo pinta. No hay correcciones ni pensamiento creativo al realizarlo, es la mente presente y el espíritu libre lo que se busca al trazarlo.
Muchos artistas y creativos del mundo han encontrado en este símbolo una oportunidad de crear con libertad y una forma de practicar la meditación y la atención plena. A continuación te presentamos algunos:
Kazuaki Tanahashi
El primer artista del que hablaremos es Kazuaki Tanahashi (1933) calígrafo zen, que encontró el arte como un pilar en su práctica budista. Él retoma en incontables veces el círculo zen, para hablar del arte como una forma de meditación y práctica del desapego.
En su obra se observa el tradicional ensō sin cerrar, mostrándonos la imperfección como algo intrínseco de la existencia.
Wabi sabi: la belleza de la imperfección en Japón
Kazuaki Tanahashi también es autor de varios libros donde expresa la importancia del arte y la pintura en la práctica diaria como forma de enfrentarnos al vacío y a las crisis globales. Entre los títulos más famosos se encuentra: Brush Mind y Painting Peace: Art in a Time of Global Crisis.
En el siguiente documental, puedes ver más a fondo su proceso artístico y su relación con su práctica budista.
Kazuo Shiraga (1924 – 2008), el controversial artista japonés, también retomó el círculo zen de forma más ambigua a comparación con Tanahashi. Shiraga fue un joven artista entusiasta de la relación del cuerpo con los materiales. Se interesó en particular en crear acciones que significaran el aquí y el ahora. Hacer del arte un reflejo del momento creador.
Kazuo Shiraga
Para realizar sus peculiares pinturas, Shiraga solía colgarse de una cuerda, convirtiendo su cuerpo en un gran pincel pendular con el que realizaba enormes pinturas caligráficas, donde retomaba algunos trazos de la caligrafía zen, entre ellos el del ensō.
Yoko Ono
La última artista de la que hablaremos es Yoko Ono. Ícono del arte conceptual, ella abordó muchos aspectos de la cultura japonesa, entre los que se destaca la filosofía zen y taoísta.
En su obra Painting To See the Sky (1961) Yoko te da las sencillas instrucciones de realizar dos agujeros en un lienzo, los cuelgues donde puedas ver el cielo y lo muevas de lugar para ver si el cielo cambia. Con esta obra retoma la idea del vacío como un todo y el ejercicio de la atención plena al invitarte a observar el cielo a través de los agujeros.
Estos tres artistas coinciden en retomar el zen y el arte como una acción contemplativa frente al caos de la cotidianidad. No están interesados en representaciones superficiales de la realidad sino en captar la esencia del momento como los monjes budistas al trazar el ensō sobre el papel de arroz.