En exclusiva, tuvimos una entrevista con Erick Meraz, propietario de un restaurante mexicano en Seúl, para que nos compartiera las influencias gastronómicas que existen entre México y Corea.
Por Macaria España
Existe en un rincón de Gangnam, Dos Locos, un restaurante mexicano que se inserta y sobrevive en una de las zonas más cotizadas de Seúl. Este lugar es liderado por Erick Meraz, originario de San Luis Potosí y quien es chef graduado en artes culinarias.
Con la intención de conocer la interesante introducción de la gastronomía mexicana en Corea, entrevistamos brevemente a Erick. A través de esta conversación el chef nos comparte algunas de sus experiencias con esta conjunción de sabores que lleva un pedacito de México a Corea del Sur.
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KM: Ya sea en Corea o en México, ¿crees que la comida coreana tiene alguna influencia en la vida mexicana?
Erick: Yo pienso que sí, ya que en Corea tenemos varios platillos similares a los mexicanos, por ejemplo el soondae 순대 que son las tripitas rellenas y el haejangguk 해장국 que es como el caldo de pancita en México.
KM ¿Cuál ha sido tu experiencia más extraña de mezclas gastronómicas entre estas dos culturas?
Erick: De la coreana a la mexicana es que a todo le quieren poner kimchi.
KM: ¿Tienes algún platillo original que tenga elementos de la comida coreana?
Erick: De mi autoría no, porque llegué un poco tarde, pero logré fusionar muy bien las kimchipapas, kimchiquesadillas, ¡y los kimchi tacos!
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KM: ¿Cuál ha sido tu principal reto como propietario de un restaurante mexicano en Seúl?
Erick: Competir con supuestos restaurantes de comida auténtica mexicana, la cual en realidad no lo es. Ellos aprendían las recetas sacadas de Naver y se ponían a trabajar con eso. Y pues tenían engañada a la comunidad haciéndoles creer que ese era el sabor original de México y cuando le dábamos la original siempre decían que sabía diferente, ¡pero que les gustaba más la nuestra!
KM: Para finalizar, ¿tienes alguna anécdota especial que pudieras compartir con nuestros lectores?
Erick: Fue muy sorprendente que llegaban algunos clientes hablándome con un español muy mexicano; me daba risa ver cómo se expresaban. Además, vivir en Corea no es todo color de rosa como lo pintan en los dramas, pues se sufre mucho y hasta discriminación puede uno pasar como extranjero. Por suerte nunca tuve que estar en la última situación, pero sí me tocó sufrir para poder lograr mi objetivo.
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La comida coreana y la mexicana continuarán en una simbiosis de sabores mientras los paladares busquen una experiencia culinaria diferente. De esta manera las influencias gastronómicas entre México y Corea seguirán presentes . ¿Se te ocurre algún platillo con lo mejor de ambos países?