En la mayor parte del mundo la discriminación femenina es algo que poco a poco ha quedado en el pasado y desde 1909 ha sido un aspecto en el que muchos países han avanzado; sin embargo, en la sociedad surcoreana aún requiere de gran esfuerzo para brindar a las mujeres las mismas oportunidades y derechos que a los hombres.
Por Natalia Perea Hernández
La desigualdad de género es un serio problema para las surcoreanas pues se encuentran prácticamente bajo yugos masculinos durante toda su vida; aunque esta situación tan fuerte en épocas pasadas ha disminuido legalmente, socialmente aún hay ciertas actitudes que hacen caer a la mujer en un papel menos importante que el del hombre.
Sin embargo, no siempre fue así, pues antes de la llegada del Confucionismo las mujeres en realidad poseían una independencia importante así como oportunidades de crecimiento personal, y al casarse era su marido quien debía ir a vivir a casa de los padres de la mujer y eran ellos quienes poseían la autoridad.
Cuando las ideas confucionistas se expandieron por Asia y llegaron a Corea durante la dinastía Chosun (1932), el rol femenino cambió por completo ; ya que los principios de esta corriente ideológica oprimían severamente a las féminas y las pusieron bajo el dominio de su padre, hermanos y esposo, sin contar que determinaron que su obligación era el cuidado de los hijos y dedicarse a los quehaceres. En esta nueva jerarquía las mujeres no ocupaban ningún espacio y no eran siquiera dueñas de sí mismas.
No obstante, desde finales de 1980 y bajo los gobiernos de Kim Dae-Jung y Roo Moo-Hyun se dio paso a un esfuerzo por darle a la mujer su lugar mediante leyes como la “Ley de igualdad en el empleo” (1987), “Ley contra la violencia sexual” (1993), “Ley contra la discriminación de género” (1999), entre otras. De igual forma se crearon instituciones como la Asociación Unida de Mujeres Coreanas (KWAU, por sus siglas en inglés) y el Ministerio para la igualdad de género.
A pesar de ello, aún las mujeres no gozan de las mismas oportunidades laborales de los hombres y muchas veces la maternidad es un pretexto para privarlas de sus empleos y al regresar a ellos ya no obtienen los mismos o mejores puestos sino que ocupan menores rangos, sin olvidarnos de la diferencia salarial.
Otro punto importante es la constante problemática del acoso sexual y las violaciones que en realidad están en aumento pues las penas ante estos crímenes son poco severas (algunas consisten solo en multas) y muchas veces se culpa al estado de ebriedad del violador o a las “provocaciones” de las mujeres. Incluso no hay que olvidarse de todos aquellos casos no denunciados por vergüenza de las víctimas.
Aunque es posible ver que la lucha por los derechos de las mujeres tiene constantes altibajos, una notable victoria se dio en el 2012 con la primera mujer presidenta surcoreana Park Geun-Hye, pero este logro tal vez se vea opacado por los problemas que enfrentó durante su mandato así como el escándalo con Choi Soon-Sil por los cuales tuvo que dimitir.
Lo que no se puede negar es que las surcoreanas deben perseverar en su lucha por una completa y funcional equidad de género, pues aunque lentos la mayoría de los resultados han sido beneficiosos para una Corea más respetuosa.