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El día en que las dos Coreas desfilaron juntas (JO y política intercoreana)

Por Jorge Raúl Suárez Campero

Hace 16 años, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, ocurrió un evento histórico que cautivó y captó la atención del mundo; por primera vez marchaban juntos los atletas coreanos, mostrando que este evento deportivo podía contribuir a limar asperezas políticas en camino de la paz. Sin embargo, el hecho quedó como un bonito recuerdo de cuando las relaciones intercoreanas gozaban de un mejor estatus y dispuestas a negociar y cooperar.

Fue un momento breve, pero muy emotivo. Una postal para la posteridad. El sonido del estadio anunciaba en francés e inglés que las delegaciones de los comités olímpicos nor y surcoreanos marchaban tomados de la mano tras una misma bandera y bajo el nombre de Corea. La gente –deportistas, autoridades y asistentes—estallaba en júbilo, al mismo tiempo que la banda de alientos y percusiones entonaba Arirang, la canción tradicional coreana que hace cantar al alma y conmueve corazones hacia ambos lados del paralelo 38.

La bandera era sencilla y políticamente neutral, mostraba un mapa de Corea Unificada en color azul y un fondo blanco, ésta era portada por dos atletas, Pak Jung-chul, judoca norcoreano, y Chung Eun-soon, jugadora surcoreana del equipo de basquetbol. Tras algunos segundos de arengas y aplausos por ser la primera vez que los atletas de un país dividido marchaban juntos, la delegación de Kuwait entró a la pista, dejando capturado ese efímero instante en la memoria muchos.

Ésta no fue la única vez que los deportistas coreanos marcharon juntos, pero ha sido la más significativa. En Juegos Olímpicos, lo han repetido en Atenas 2004 y en los de invierno de Turín 2006. No marcharon en los invernales de Salt Lake 2002 porque Corea del Norte no llevó ningún atleta. Empero, las Coreas desfilaron separadas en Beijing 2008 y Londres 2012. En la inauguración de Río no se tiene contemplada ninguna sorpresa.

Esto tiene su explicación en la política. Si bien los Juegos Olímpicos son una justa deportiva, dicha ciencia tiene demasiada injerencia en los mismos. Las ediciones de 2000 y 2004, años en los que marcharon juntos, coincide con el tiempo en que gobernó la oposición en Corea del Sur (1998-2008). Las dos administraciones de ese periodo, Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun, impulsaban una política de cooperación y acercamiento incondicionado con Corea del Norte que tenía como fin establecer la paz en la península coreana.

Por muchos factores, el quinquenio de Kim Dae-jung fue el más exitoso en términos de cooperación intercoreana, prueba de ello fue la exitosa negociación que tuvieron enviados surcoreanos para convencer a los norcoreanos de marchar juntos.



Eran otros contextos, poco tenía de celebrarse la cumbre histórica de Kim Dae-jung y Kim Jong-il en Pyongyang, que reunía por primera vez a los dos jefes de Estado de las Coreas. Había júbilo y confianza de que la paz estaba en camino. Prueba de ello que a pocos días de concluirse los Juegos Olímpicos, la secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright visitó Pyongyang. Después de esto se rumoraba que, de continuarse la senda del diálogo, Washington estaba dispuesto a firmar un tratado de paz, así como otorgarle el reconocimiento a Corea del Norte. Todo esto eran excelentes noticias para la paz y posible unificación de Corea.

Desafortunadamente todo cambió con el inicio de la presidencia de George Bush en 2001. Gran parte del progreso logrado se congeló o declinó. Las administraciones de Kim y Roh trataron de mantener los avances, pero la posición política de Corea del Norte se radicalizó en consecuencia de la nula disposición de diálogo de Bush. Los gobiernos progresistas trataron de eclipsar la decadencia de la cooperación política de alto nivel y de los flujos económicos manteniendo pequeños símbolos de amistad, por ello, después de una negociación ardua, se desfiló conjuntamente en Atenas y Turín.

Para Beijing 2008 se trató de hacer lo mismo, pero la voluntad de los surcoreanos no era la misma. Ese mismo año, Lee Myung-bak inició su administración, él era de ideología conservadora y duro crítico de las políticas cooperativas hacia Corea del Norte. Además, el contexto era otro, en el último cuarto de 2006, Corea del Norte realizó su primera prueba nuclear, pero, sobre todo, a poco menos de un mes de la inauguración de los juegos de Beijing, un guardia norcoreano disparó a una turista surcoreana en uno de los símbolos de cooperación de los gobiernos de oposición, el complejo turístico del monte Kumgang. Inmediatamente la posición del gobierno surcoreano, para cualquier aspecto, fue áspera, llevando al fracaso el posible desfile conjunto de 2008. A lo largo de ese quinquenio las relaciones se fueron deteriorando aún más, haciendo imposible siquiera las negociaciones para 2012.

Para 2016 el escenario no es mejor. Corea del Norte ha hecho más pruebas nucleares y balísticas; Corea del Sur ha autorizado un sistema de misiles defensivos que contará con la asistencia de Estados Unidos. Esto ha despertado las tensiones y críticas no sólo de Pyongyang, sino de Pekín y Moscú.

Muy lejos han quedado los recuerdos de ambas Coreas cooperando. Queda abierta la incógnita para los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, Corea del Sur, en 2018, donde sería una buena oportunidad para una reconciliación reflejada en un evento deportivo.

Desafortunadamente, como se ha revisado en este texto, esto no depende de la buena voluntad de los atletas, sino de los arreglos políticos detrás de bambalinas. Park Geun-hye, pese a tener una política un poco más laxa que su antecesor, no ha logrado un arreglo significativo con Corea del Norte. Las tendencias no pintan bien, pero espero sinceramente que los atletas coreanos vuelvan a cautivar al mundo desfilando de la mano, bajo una bandera neutral y al ritmo de Arirang.

Jorge Suárez

Egresado de la licenciatura en Relaciones Internacionales por la UNAM. Su interés por Corea surgió desde temprana edad debido a la práctica de Taekwondo. Más tarde, éste se consolidó durante la estancia de un semestre que realizó en la Dankook University de Corea del Sur. A su regresó a México inició sus pasos en la academia; ha colaborado de con especialistas e investigadores del tema, así como presentando algunas ponencias. Miembro fundador del Círculo Mexicano de Estudios Coreanos (CMEC). Sus intereses versan en sociedad, cultura y política de ambas Coreas, así como la interacción entre éstas mismas.

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