Tener pestañas largas y rizadas es el sueño de muchas chicas, por lo que el rímel o máscara de pestañas es la vía rápida para conseguirlo. Sin embargo, en la búsqueda de un efecto más durable y notorio, surgieron algunos métodos alternativos como las pestañas postizas y las extensiones de pestañas.
La fiebre por las pestañas falsas surgió en París a finales de 1800, aunque las primeras técnicas de extensión de pestañas eran muy peligrosas. Algunas de ellas eran coser mini fragmentos de cabello en el párpado superior o cortar las puntas de las pestañas para supuestamente estimular su crecimiento.
Sin embargo, las primeras extensiones como tal fueron creadas por el popular estilista Karl Nessler, quien en 1902 patentó un método para tejer pestañas y cejas artificiales que estuvo disponible en su salón de belleza en Reino Unido al año siguiente. Y en Estados Unidos fue Anna Taylor quien tuvo la primera patente en 1911 de pestañas falsas.
Poco a poco se avanzó en la técnica de colocación, pero no fue hasta 1960 que se hicieron más populares y surgieron las pestañas en grupos para dar el volumen deseado en zonas específicas.
La depuración de la técnica en Japón
De acuerdo con la cadena de medios BBC, las extensiones de pestañas son más populares en Japón que en los Estados Unidos e incluso puedes conseguir un par de pestañas falsas en máquinas expendedoras. Sin embargo, en las estéticas y centros de belleza de este país se desarrolló una nueva forma de aplicación que se ha vuelto un hit entre las mujeres japonesas en su búsqueda por hacer lucir sus ojos mucho más grandes.
Esta técnica consiste en poner una extensión a cada pelo de las pestañas con un pegamento especial, dando como resultado un efecto mucho más natural y con una duración aproximada de tres meses, la cual es variable de acuerdo al cuidado que tengas con ellas y al crecimiento de tus pestañas naturales.
Pero como podrás imaginar, una aplicación de este tipo tiene un costo adicional, además de requerir inversión de tiempo y una persona capacitada para ello, pues cualquier error podría derivar en incomodidad al momento de parpadear o en una infección en los ojos por el pegamento o la caída de extensiones mal colocadas.
En cuanto a los materiales de las extensiones, básicamente puedes elegir entre estas tres opciones:
Mink. Son de pelo natural y se caracterizan por ser muy delgadas y suaves. Ideales para aparentar que tus pestañas son largas y rizadas de manera natural.
Sintéticas. Si estás en la onda vegan o a favor de los derechos de los animales esta opción te encantará. Son de pelo sintético, muy higiénicas y seguras. Al ser fabricadas, existen de diferentes grosores, lo que permitirá que se vean más obscuras o más claras-
Imitación seda. Se caracterizan por su suavidad, ligereza y delgadez. Pueden ser una alternativa más cercana a las pestañas de Mink e igualmente son usadas para efectos más naturales.
En Japón se necesita una certificación para aplicarlas, mientras que en países como México no es necesario. Sin embargo, si decides animarte, siempre busca opiniones de alguien que ya se las haya aplicado en el salón de belleza de tu interés o bien, pide fotos reales de sus trabajos realizados en caso de que hagas tu investigación en internet.
¿Te animarías a ponerte extensiones de pestañas? ¡Cuéntanos tu opinión!