El pasado fin de semana se realizó el Haru Matsuri Festival de Primavera de la Asociación México Japonesa, mediante una celebración dedicada a los amantes de la cultura nipona, donde la combinación entre gastronomía, arte, música, danza y demás expresiones culturales, dieron un toque inolvidable para los asistentes.
A pesar de las altas temperaturas que se registraban en sur de la ciudad, las personas se formaban para ingresar a la Asociación México Japonesa, según sus datos, tuvieron la presencia de 12 mil asistentes, el lugar se mostró listo para recibir a los amantes de la cultura japonesa y brindarles un poco del país del Sol Naciente.
Al ingresar al recinto, se presentaba una dinámica con tintes mexicanos: había que cambiar dinero real para recibir billetes de fantasía, al estilo de una kermes, con el cual se podría participar en las actividades programadas y poder consumir alimentos.
Además, un “Sin Cara”, personaje que se hizo famoso con su aparición en El viaje de Chihiro, le daba la bienvenida a quienes llegaban al lugar.
Los espacios se encontraban ambientados al estilo de los festivales japoneses que se realizan para celebrar a los niños, incluso las banderas koinobori (con forma de carpa), las cuales por tradición se utilizan para señalar la fuerza que tienen los menores al “nadar contra corriente en los ríos”.
Frente a la entrada se podía ver el área de comida, la variedad gastronómica era evidente se podría apreciar platillos tradicionales como okonomiyaki, ramen para compartir o incluso para quienes quisieran probar algo más mexicano, los raspados no se hacían esperar.
Las actividades culturales eran de gran variedad, los asistentes pudieron disfrutar de la presencia de danzas tradicionales como la música del tambor japones , grupos idol e incluso música rock de origen nipona; todo ello con un espacio para poder pedir desde un refresco hasta bebidas japonesas como la cerveza Sapporo o el calpis.
Si deseabas algo para llevar, podrías encontrar dulces tradicionales, camisas, juguetes, peluches, calcomanías, hasta incluso cacerolas, ollas y demás productos de cocina, es más un espacio donde te realizan un masaje tradicional japonés se encontraba disponible.
Los amantes del manga y del anime también tenían su espacio, el club de dibujo de manga hacían presencia con una demostración de los trabajos que ahí hacen, mientras que un centenar de mangas en su idioma original podían ser consultados por los asistentes.
Si en alguna ocasión te sentías cansado, podías dirigirte al Maid Café, una cafetería temática donde las camareras utilizan un traje de mucama francesa, a disfrutar alguna de las bebidas tradicionales como las infusiones de té matcha y probar alguno de los postres que ahí te esperaban, justo para recobrar fuerzas y participar en las clases de origami que se ofrecían.
Además, podías apreciar algunos de los trabajos de pintura que estudiantes habían realizado como parte de sus actividades en la Asociación, por último, una parada obligada eran los árboles bonsái y de cerezo que estaban a la venta, los cuales a pesar de ser pequeños y por tanto aún no dar flores, son un gran pretexto para plantarlos y esperar futuras primaveras.
Finalmente, con los pies agotados, más de uno quedamos en espera del próximo festival, sin duda valió la pena y seguro los siguientes tendrán aún más sorpresas.