Conoce algunas de las leyendas e historias de amor más populares de Asia.
Por: Ana Jasid
Existen innumerables leyendas o historias de amor en Asia. ¿Conoces el relato romántico detrás de la construcción de uno de los monumentos arquitectónicos más impresionantes del mundo? ¿Sabías que existe una leyenda sobre el origen de los árboles de cerezo en Japón?
Si tu respuesta es no, estás en el lugar indicado. En esta ocasión te traemos algunas de las leyendas e historias de amor más populares de Asia.
Cuenta la leyenda que en el año 1607, el Príncipe Imperial Yurram estaba en un bazar de la ciudad de Agra, cuando de repente vio a la princesa Arjumand Banu Begum, hija del Primer Ministro de la Corte, probándose un collar de diamantes. Su amor por ella fue instantáneo que no dudó en comprárselo en ese momento.
Aunque ambos jóvenes quedaron flechados el uno por el otro, tuvieron que esperar 5 años para poder casarse, y en mayo de 1612 cumplieron su sueño de estar juntos. Tras contraer nupcias, el príncipe se convirtió en el emperador Shah Jahan (Rey del Mundo) y la princesa en Mumtaz Mahal, “la elegida o la perla del palacio”.
Aunque Mumtaz Mahal fue la cuarta esposa del emperador, ella fue a la que más amó. Tuvieron 12 hijos durante 19 años de feliz matrimonio, pero cuando la princesa estaba a punto de dar a luz a su decimotercer hijo, falleció en el parto.
Antes de morir, Mumtaz le pidió al emperador que construyera la tumba más bella de todas, que se casara otra vez, que fuera buen padre con sus hijos y que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte.
Después de un año de luto, el emperador reaparece en público y decide empezar la construcción del Taj Mahal. Sin embargo, los altos costos de la obra provocaron una gran crisis económica en el reino y que su hijo Aurangzeb lo encerrara para quedarse con el trono.
Al final, el emperador sólo pudo cumplir una de las peticiones de Mumtaz. Se dice que en su lecho de muerte pidió un espejo para poder ver la tumba de su amada mientras le quedara un segundo de vida.
Es así como este monumento se considera uno de los símbolos de amor eterno más populares de la historia.
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La leyenda dice que durante la época feudal en Japón existía un hermoso bosque que se mantenía intacto a pesar de continuas guerras en el país. Había árboles con todo tipo de flores que desprendían fragancias indescriptibles.
Dentro del bosque, había un árbol solitario que nunca florecía, ni siquiera crecía la hierba a su alrededor. Aunque estaba saludable y lleno de vida, los animales no se le acercaban por miedo a contagiarse de su extraño mal.
Una noche, una hada apareció junto y decidió ayudarlo a convertirse en uno de los árboles más bellos del bosque. Le lanzó un hechizo que le permitiría sentir lo mismo que un corazón humano para que pudiera emocionarse y quizás florecer.
Además, el árbol podía convertirse en humano y regresar a su forma de planta cuántas veces quisiera. Pero si al cabo de los 20 años no lograba recuperar su felicidad y florecer, moriría inmediatamente.
En sus primeros días como humano comenzó a buscar algo que lo emocionara, pero como sólo podía ver el odio y la destrucción provocados por la guerra, decidió volver a ser árbol por algún tiempo.
Pasaron años hasta que volvió a convertirse en humano. Pero un día, mientras caminaba, se encontró con una hermosa joven llamada Sakura que recogía agua de un arroyo. Este se acercó a ayudarla y comenzaron a platicar.
Cuando la joven le preguntó su nombre, al árbol solo se le ocurrió la palabra Yohiro, que significa “esperanza”. A partir de ese momento se volvieron amigos y empezaron a verse todos los días.
Un día, Yohiro le confesó su amor y le dijo que en realidad era un árbol que muy pronto morirá por no lograr florecer, pero Sakura, sorprendida por su declaración, guardó silencio.
El plazo de los 20 años estaba por cumplirse y Yohiro se sentía cada vez más triste. Pero una tarde, cuando menos lo esperaba, Sakura llegó a abrazarlo en su forma de árbol y le dijo que también lo amaba. El hada apareció y le pidió que eligiera si quería seguir siendo humano o unirse con Yohiro en forma de árbol.
Ella decidió quedarse con Yohiro y se convirtieron en uno solo. En ese momento, el árbol finalmente floreció.
Desde entonces, el amor de ambos se encuentra en cada árbol de sakura (flor de cerezo) en Japón.
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La historia comienza con una joven de familia rica llamada Zhu Yingtai que quería ir a la escuela, pero como las mujeres no podían asistir, decidió disfrazarse de hombre.
Ahí conoció y se enamoró de su compañero de clases Liang Shanbo. Cuando él descubrió que Zhu era realmente una mujer, también se enamoró de ella.
Aunque ambos deseaban estar juntos, el padre de Zhu no aceptó su relación y la obligó a casarse con un joven con una mejor posición económica. Cuando Liang se enteró de que su amada se iba a casar con otro hombre, se deprimió y murió a los pocos días.
En el día de la boda, un remolino apareció e interrumpió la ceremonia, y en medio del caos, el viento arrastró a Zhu hasta llegar a la tumba de Liang. En ese momento, la tumba se abrió y la joven, triste por la muerte de su amado, entró en ella.
Cuenta la leyenda que en ese momento, dos preciosas mariposas salieron de la tumba, y se cree que eran las almas de los enamorados que por fin eran libres para estar juntos por toda la eternidad.
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Niu Lang era un joven pastor que perdió a sus padres cuando era niño y a menudo lo maltrataban su hermano y cuñado.
Un día, después de que lo corrieran de su hogar, un anciano (que en realidad era un ser sobrenatural) lo llevó hasta un buey enfermo y le pidió que lo ayudara a sanarlo.
Con sus cuidados, Niu Lang logró salvar al animal y a cambio, el anciano le presentó a un hada tejedora llamada Zhi Nu, hija de la diosa del cielo. Ambos se enamoraron y se casaron a escondidas.
Durante unos años vivieron una vida feliz juntos e incluso tuvieron dos hijos. Sin embargo, un día, la diosa del cielo descubrió que su hija se había casado con un simple mortal. Llena de furia, envió a sus soldados celestiales para llevar a Zhi Nu al cielo.
El buey, ahora su amigo, le pidió a Niu Lang que lo mate y que use su piel para buscar a Zhi Nu. Con tristeza terminó con su vida, se puso la piel y junto a sus dos hijos fue al cielo a rescatarla.
Cuando estaba a punto de reunirse con su amada, la diosa del cielo se quitó una de sus horquillas de oro y creó un rayo que separó para siempre a la pareja. Sin embargo, el amor de ambos impresionó tanto a las urracas que construyeron un puente para que pudieran cruzar el rayo y reunirse una vez más.
A partir de entonces, la diosa del cielo les permitió reunirse el día séptimo del séptimo mes lunar. El día de su encuentro se llamó Qi Xi (doble siete).
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Cuéntanos, ¿qué otras historias y leyendas de amor de Asia son tus favoritas?
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