Una noche, a finales de octubre, todo parecía tranquilo en la Casa Azul, la residencia presidencial de Corea del Sur. Park Chung-hee se encontraba cenando, quizás reflexionando sobre sus siguientes decisiones, pues se enfrentaba a un contexto adverso: recesión económica, manifestaciones populares, inestabilidad… Cuando menos se lo esperaba, fue asesinado por su jefe de seguridad, Cha Chi-chol. Era 1979.
Quizá fue un capricho o coincidencia de la historia, pero tuvieron que pasar casi cuarenta años para que un presidente surcoreano no terminara su periodo. Hoy, la hija de Park Chung-heel, Park Geun-hye fue finalmente destituida de su cargo por la Corte Constitucional de la República de Corea.
El anuncio estaba programado para las 10:50 de la mañana hora Corea del Sur, pero fue unos minutos después de las 11 cuando los ministros salieron a ocupar sus lugares y dirigirse a su nación. El pronóstico era reservado, de los ocho ministros, cinco habían sido nominados por el partido de la presidenta, dos por la oposición y uno era considerado de centro, se necesitaban 6 votos para que procediera el juicio político o impeachment; era una dura prueba para la democracia surcoreana. La ministro Lee Jung-mi, presidenta de la Corte, fue la encargada de anunciar el veredicto.
El discurso comenzó enfatizando los esfuerzos, legalidad e imparcialidad de la corte para evaluar el juicio político de Park. También declaró que los ministros esperaban que el veredicto terminara con la división de la opinión pública y allanara el camino a la armonía y alivio de la sociedad surcoreana.
Bajo la premisa que la constitución es la base de la nación y que el pueblo es la fuente de fuerza detrás de la constitución, la ministro Lee comenzó a evaluar las acusaciones. Primero, negó la relación del juicio político con el incidente del ferry Sewol, tampoco encontraron evidencias suficientes de abuso de autoridad al despedir a funcionarios públicos ni de la supuesta presión de la presidenta a la prensa local.
Sin embargo, cuando Lee comenzó con el caso Choi Soon-sil el panorama cambió. La Corte reafirmó el abuso de poder, extorsión y tráfico de influencias de Park para desviar fondos a las fundaciones de su confidente, Choi Soon-sil. “La violación de Park es grave”, declaró Lee antes de anunciar el veredicto unánime: 8 votos a favor del impeachment.
Con esto se hacía historia, por primera vez se destituía a un presidente en Corea del Sur. Park padre no terminó su periodo por un asesinato a manos del jefe de la agencia de inteligencia surcoreana, encargada de hacer todo el trabajo sucio de su dictadura. Casi cuarenta años después, su hija fue destituida por investigaciones periodísticas, protestas populares masivas y la acción de la oposición; posteriormente la Corte Constitucional, en una clara muestra de autonomía del poder judicial, resolvió a favor de la legalidad y la voluntad popular. Dos Park con periodos truncos, pero dos Surcoreas distintas, la autoritaria versus la demócrata.
Park Geun-hye había afirmado anteriormente que aceptaría el fallo de la Corte, por eso no es muy probable una apelación de sus abogados. Park dejó de ser la presidenta inmediatamente después del veredicto, lo que implica que ahora ya puede ser juzgada como ciudadana común. La Corte Constitucional no la ha declarado culpable, ni le dictó una sentencia, sólo declaró al juicio político como procedente. Por ello, Park enfrentará juicios respectivos donde los fiscales la investigarán. La resolución de estos procesos podrían establecer sanciones, de encontrársele culpable.
Entonces, ¿qué deparará a Corea del Sur en los siguientes meses? Se tratará de dar un panorama que responda a las interrogantes más generales.
¿Qué va a pasar con el poder ejecutivo?
Desde diciembre del año pasado, el primer ministro Hwang Kyo-ahn ha sido el presidente interino de la República de Corea, esto obedeciendo a lo estipulado en la constitución; él mantendrá el cargo hasta las siguientes elecciones. De no haber habido impeachment, éstas serían en diciembre de este año; empero, los comicios deberán organizarse en 60 días, es decir a principios de mayo.
El juicio político de Park perjudicó mucho la popularidad del partido de gobierno, el Senuri, de corte conservador. Esto afectó de modo tal que una facción (anti Park) del partido se separó y formó uno nuevo, el Bareum; tiempo después, el Senuri se refundó en el Partido Corea Libertad. Divididos los conservadores, la única posibilidad que tenían para presentar a un candidato fuerte era Ban Ki-moon, el anterior Secretario General de la ONU. Para mala fortuna de éstos, a principios de febrero Ban Ki-moon se deslindó de cualquier candidatura.
¿Quién salió más fortalecido?
Todo parece apuntar que, después de poco más de nueve años de dominio conservador, la oposición regresará a la Casa Azul. La oposición supo maximizar el descontento generalizado en contra de Park, por lo que fue el instrumentador del juicio político. Los dos políticos que lideran las encuestas son del mismo partido, el Partido Democrático (Minjoo). Moon Jae-in es el puntero con 32%, Ahn Hee-jung el segundo lugar con 17%. En sesenta días parece un resultado imposible de revertir, por lo que es casi seguro el regreso de la oposición.
Cambios y retos
Esta alternancia puede traer muchos cambios, especialmente en la política hacia Corea del Norte y en política exterior. Ambos posibles candidatos del partido Minjoo defienden políticas de compromiso y acercamiento con Corea del Norte, en contraste con las políticas de línea dura desarrolladas por Park Geun-hye y su antecesor Lee Myung-bak. Moon Jae-in declaró hace poco que la decisión de instalar el THAAD (un sistema de defensa contra misiles) deberá ser reevaluada bajo el nuevo gobierno.
Esto definitivamente preocupa al gobierno estadounidense y alivia un poco a su contraparte china. Este sistema (en esencia defensivo, pero la línea entre ofensivo y defensivo es difusa en el armamento balístico) había generado la inconformidad de los chinos que, incluso, comenzaron a boicotear empresas del entretenimiento y cosméticas surcoreanas, ampliamente consumidas por el mercado chino.
Mantener un balance Corea del Norte-China-Estados Unidos será un reto muy grande. Cuando gobernaron (1998-2008), las administraciones de oposición otorgaron un status privilegiado a sus relaciones con Corea del Norte, ocasionando distanciamientos y fricciones con Estados Unidos. Hoy, la posición proteccionista de Donald Trump sin duda limitará la capacidad de acción de los surcoreanos, los cuales se preocuparán de una probable represalia comercial, en caso de realizar una acción non grata a los intereses de Donald Trump.
¿Qué más podemos esperar?
En términos financieros, muchos especialistas hablan de un pequeño repunte de la economía surcoreana tras haber superado este periodo de incertidumbre y vacío político. Destituida la presidencia, la presión recaerá completamente sobre Lee Jae-yong, vicepresidente de Samsung, acusado de corrupción involucrado directamente con el escándalo de Choi Soon-sil. Esta será una segunda gran prueba de la democracia surcoreana contra sus fantasmas pasados; en una venció el autoritarismo presidencial y en esta enfrentará la corrupción de los chaebols.
Al final, los mayores agentes de cambio y protagonistas de estas coyunturas han sido los ciudadanos, especialmente jóvenes. Desde 1987, año en que los surcoreanos conquistaron el inicio de la transición democrática, la población había tenido un rol muy pasivo. Esperemos este haya sido un resurgimiento no efímero, sino permanente que defienda y amplíe los logros de su democracia, asimismo que sea una inspiración para muchos otros jóvenes que, a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, comparten problemas políticos similares.