“La cultura coreana es sólo un molde para contar una historia universal: la pérdida de la inocencia y el despertar sexual” – Claudia González Rubio
Por Karla Miranda y Galilea Herrera
Conocemos Corea del Sur gracias a los k-dramas, el k-pop y a la cultura culinaria; elementos que han contribuido a que aunemos más sobre las costumbres y tradiciones del país del sur, sin embargo, poco es lo que sabemos sobre aquellos coreanos que emigran a otros países, con qué dificultades y barreras culturales llegan a enfrentarse o por el contrario las similitudes que guardan entre su país de origen el país al que emigran.
Por ello en K-magazine tenemos para ti, una entrevista con la guionista y directora Claudia González Rubio quien, en su cortometraje My soul is old, narra la historia de una joven inmigrante coreana que se enamora de un chico de su comunidad y que comienza a tener sus primeras experiencias sexuales. La historia se desarrolla en México, en la que González plantea una perspectiva diferente tanto de la cultura mexicana como de la coreana.
¿Cómo iniciaste tu carrera cinematográfica?
Soy guionista, escribo para la televisión y el cine desde hace unos años. Acaba de estrenarse una película que co escribí, se llama Cuando los hijos regresan y en televisión pronto se estrenará otra serie de la que formé parte, se llama Falco.
¿Quiénes son tus principales referencias cinematográficas?
Hay demasiadas, no es fácil escoger. Pero una película que me gusta mucho es Light Years Away de Alain Tanner, A Woman Under the Influence de John Cassavetes, y Vagabond de Agnes Varda.
¿De todos tus proyectos cuál es el que más te ha sido el más significativo?
Como directora My Soul is Old, aunque ahora preparo mi primer largometraje: Caravana. Llevo años escribiendo este guión, creo que será muy intenso cuando logre filmarlo, pero ya veremos.
My soul is old narra la historia de una joven protagonista, ¿cuál es la importancia de contar la historia de una mujer desde la perspectiva femenina?
Las mujeres somos aproximadamente la mitad de la población mundial. Me parece lógico, natural y necesario que haya contenidos para mujeres contados por mujeres.
¿Qué influyó en ti para realizar My soul is old?
Vivo cerca del barrio coreano en la Colonia Juárez y la Colonia Cuauhtémoc. Quería entender quiénes eran mis vecinos, qué hacen aquí, cómo es para ellos vivir en este país, acercarme y conocerlos, bajar las barreras y crear apertura. Me parecía extraño compartir un espacio con esta comunidad y saber tan poco los unos de los otros. Al final hice grandes amigos coreanos. Descubres que las diferencias son pocas.
Después el IMCINE (Instituto Mexicano de Cinematografía) abrió su convocatoria para la producción de cortometrajes y tuve la suerte de ganar el concurso. Tenía el proyecto bastante consolidado para ese momento, llevaba meses investigando a esta comunidad. Y eso, creo, ayudó a que lo seleccionaran.
My soul is old explora un entorno conservador, la apropiación del cuerpo y las primeras experiencias de la sexualidad, al igual que un amor breve y fugaz. Es una historia universal sobre una atracción correspondida. Mina es motivada por el deseo de acercarse a Joon y la ligera esperanza de entablar una relación más allá de lo físico. Sin embargo, ella se da cuenta que algunas de las primeras experiencias son pasajeras y uno simplemente debe continuar el camino.
Muestras una comunidad coreana conservadora en México, un país que si bien ha ido aceptando y tolerando algunos cambios en la sociedad, sigue siendo conservador, por lo que nos gustaría saber ¿por qué decidiste narrar este primer acercamiento a la sexualidad de una adolescente y cómo crees que impactan los contrastes culturales en ella?
My soul is old es un coming of age, una historia bastante común, a todos nos ha pasado algo así cuando estamos creciendo hacia la etapa adulta. La cultura coreana es solo un molde para contar una historia universal: la pérdida de la inocencia, y el despertar sexual. A veces es más fácil contar una historia familiar a través de moldes nuevos pues así ganamos perspectiva. México y Corea se parecen bastante, ambos países comparten una cultura patriarcal.
Haciendo el cortometraje descubrí que para muchas personas generaba más conflicto que una mujer se masturbara a que tuviera sexo. Cuando una mujer se masturba se apropia de su cuerpo, conseguir convencer a las mujeres coreanas de hacer esto, aunque fuera de manera muy sutil en pantalla, fue muy complicado.
¿Consideras que existen diferencias o similitudes entre la cultura coreana y mexicana sobre el papel que desempeña la mujer tanto en su crianza y en el cómo se desenvuelve en sociedad?
Como dije antes, son culturas con algunas similitudes. Sin embargo, percibí un rechazo más agudo cuando hablaba de la sexualidad de las mujeres con las personas coreanas. Son una cultura muy discreta que prefiere no tocar temas que incomodan. Y si lo hacen, se van a los extremos: o no los tocan o los exploran al máximo como Kim Ki duk y la exploración tan explícita que hace sobre la violencia y el sexo, por ejemplo. Kim Ki duk es el más famoso, pero hay muchos más como Park Chan wook.
¿Por qué decides que tu corto represente a la comunidad coreana y como vive ésta en México, y no optar por otra cultura?
Porque es la comunidad emigrante que tengo más cerca dentro de mi entorno y la que me parecía más interesante y desconocida.
Sabemos que la mayoría de tus actores son amateur, ¿qué tan difícil fue conseguir al talento coreano?
Amateur no es exactamente el término, más bien son actores naturales, o non-actors. Todos a son miembros de la comunidad coreana en México y casi ninguno había actuado antes, a excepción del padre de la protagonista. Todos son comerciantes, estudiantes, etc., gente maravillosa que aceptó participar en el proyecto y que se han convertido en buenos amigos.
A algunos los encontré caminando en las calles de la colonia Juárez, a otros a través de amigos de amigos de amigos, y así poco a poco fui encontrando a todo el cast. Fue muy complicado.
Entre sus non actors protagonistas se encuentra Sumi Woo (Mina), quien es estudiante de arquitectura, y Chan-jung Kim (Joon), estudiante de derecho.
¿Hubo alguna barrera cultural o de idioma en el proceso de creación del cortometraje?
Sí, claro; acercarme a la comunidad coreana fue muy difícil. Eso fue lo más complicado de hacer el cortometraje, ni siquiera el rodaje implicó tantas dificultades. El obstáculo más grande fue que la comunidad coreana confiara en mí, demostrar que sentía un interés genuino por entenderlos y conocerlos. Al principio algunos incluso me sacaban de sus tiendas o no querían hablar en español. Muchos querían dinero, su tiempo es muy preciado y solo me harían caso si existía algún tipo de transacción económica.
Después, otros hicieron justo lo opuesto, me recibieron bien y me ayudaron, fueron generosos, sin embargo esto fue una vez que logré llegar a ellos a través de algún conocido. Llegar a ellos sin ningún tipo de preámbulo, sin una persona en común, puede ser muy duro. Me parece que es una comunidad que atiende mucho a la etiqueta, a la formalidad, y eso es también muy bonito, hay que entenderlo.
En México somos muy informales en ese sentido, creemos que somos abiertos, pero en realidad es de dientes para afuera. Por ejemplo, un mexicano no sabe decir no, un coreano sí. Por tanto, cuando un coreano te dice que sí a algo ten por seguro que cumplirá su palabra, son muy directos. En cambio los mexicanos a veces preferimos decir que sí y luego no volver a aparecernos. La formalidad pierde peso en nuestra cultura y eso es un gran defecto que tenemos los mexicanos.
¿Cuál fue la mejor experiencia que te dejo este cortometraje?
La amistad que hice con la protagonista, Sumi Woo. Y la familia que se creó en el crew.
¿Tienes planes de mostrar tu trabajo en Corea del Sur?
Estaría más que encantada, aunque no hay planes por ahora.
https://www.facebook.com/invictafilms/videos/1560433474033837/
El cortometraje viajó por muchas pantallas mexicanas, desde el festival Shorts México hasta los Festivales Internacionales de Cine de Morelia y Guanajuato. El equipo de K-magazine lo descubrió en la cartelera del Tour de Cine Francés de 2017, pues cada año este ciclo de cine comparte cortometrajes mexicanos antes de su función estelar.
My soul is old muestra un panorama diferente en el que dos culturas que superficialmente pudieran considerarse opuestas realmente tienen bastantes cosas en común, donde quizá la única diferencia sea el idioma y la honestidad generalizada de la comunidad coreana.