Desde un hotel en Myeongdong, en donde hago mi cuarentena obligatoria, les escribo para contarles esta travesía, por si alguno de ustedes está pensando en viajar.
Esperar más de 10 horas en el aeropuerto de Incheon fue algo que sin duda no tenía planeado, un viaje de 14 horas se convirtió en toda una odisea de 24. La incertidumbre de no pasar los filtros sanitarios, el no saber qué pasaba, dos pruebas de Covid que me aguardaban era solo el inicio de esta travesía llamada: Viajar a Corea del sur en tiempos de pandemia.
Otra vez me encontraba en Corea, mi amada Corea del Sur. Esa que me inspiró a crear Kmagazine, esa que conocí hace dos años y esa que me ha dado tanto. Pero ahora todo ha cambiado…
Mucho se habla de la nueva forma de viajar y qué medidas se han tomado tras la pandemia mundial. En México realmente hubo unos cuantos cambios.
El filtro más importante, en el caso de Corea del Sur es firmar desde tu salida en CDMX el formato en el que estás enterada que tendrás que hacer cuarentena obligatoria y claro, pagar por ella.
Nuestra misión era entrar antes del 15 de agosto, pues los requisitos de la estadía que ganamos como parte del K-startup Grand Challenge así lo demandaban. La fecha del vuelo prevista para partir fue el 7 de agosto.
Como parte de las medidas sanitarias, el gobierno surcoreano no cerró fronteras como lo ha hecho China u otros países. Pero sí implementó medidas estrictas para prevenir casos de Covid-19.
La cuarentena básicamente, se trata de estar encerrado en un hotel por 14 días sin poder salir más allá de tu puerta, tiene un costo alrededor de 1 millón 680 mil wons (1,530 dólares o bien 34 mil pesos mexicanos y puede ser un poco más varía de acuerdo al lugar que te asignen).
En otros casos, se puede optar por un Airbnb y casas que se rentan únicamente para pasar estos días encerrados. En mi situación no pude optar por otra opción más que tomar la facilidad del gobierno ya que así lo demandaba mi carta.
A mi llegada a Seúl lo primero que tienes que hacer es bajar la aplicación de monitoreo que tiene el gobierno, es una medida obligatoria para estar en el país. Ya que a través de este las autoridades tienen un control de todos los que entran.
El siguiente tema es la temperatura. Aquí se define el tiempo de espera. Lo primero que noté es que no importa de qué país vengas, ni si tienes nacionalidad coreana o eres extranjero, aquí todos tienen que dejarse tomar la temperatura. Ya que no hay otra salida.
Me sorprendió mucho la delicadeza y la responsabilidad que le dan al tema, antes de pasar a revisión vi unas cámaras con filtros para detectar la temperatura corporal que te están grabando sin que te des cuenta. Si tienes arriba de 37.5 grados te dirigen directamente al equipo de revisión.
Y esa fue mi situación. Ya que al no bajar de los 37. 6 me mandaron a esta sección en donde me aplicaron el cuestionario, me pusieron el termómetro otra vez. No resultó. Yo creo que eran los nervios y me quedé resguardada.
Un poco ya en la desesperación de no saber qué pasaba (ya que en realidad nadie se toma el tiempo de explicarte bien qué sucede). Me dediqué a seguir las instrucciones: me cambié el cubrebocas por un quirúrgico que me dieron, firmé varios papeles y se quedaron con mi pasaporte.
Me brindaron una especie de sábana hecha de papel y me pidieron que los siguiera. Caminamos realmente por un pasillo improvisado en donde había mucha gente sentada en el suelo cubierta con una especie de papel aluminio, no sabía que ese iba a ser mi lugar de espera por más de 5 horas. Me asignaron un lugar 2 x 2 m y me acomodaron la cama improvisada en el suelo.
Me sentí en una película de ciencia ficción y cada vez que alguien tosía mi temor crecía más.
Después de tanta espera llegó la prueba. La verdad es que no había tenido necesidad de hacérmela y había leído que dolía. La respuesta es sí.
Las pruebas en el aeropuerto no se pagan ya que son parte del proceso para dejarte entrar o bien enviarte a un hospital.
Los resultados tardan entre 4 a 6 horas, te lo advierte en un anuncio pegado completamente en coreano. Llegó la hora de la segunda comida y yo seguí ahí.
Recibir los resultados negativos es lo que más ansiaba en esos momentos. Me sentí afortunada cuando supe que no tenía que ir al hospital si no al hotel. En estos momentos lo único que uno desea es saber que se encuentra sano.
Entrar a Corea hasta ahora no había sido fácil como lo fue en mi primer viaje en 2018. Así que el siguiente, es el contacto, tomen nota porque será indispensable.
Debido a Covid tenía que justificar mi entrada: migración me preguntó los datos de la persona responsable de mi, su teléfono y mi razón de querer entrar.
Hicieron una llamada rápida, verificaron el número y dirección dónde me hospedaré en los próximos meses, comprobaron que es real. Me sentí aliviada. No sé exactamente qué sucede con los turistas que solo quieren visitar Corea del Sur, sin embargo la prioridad, como pude percatarme, no son ellos.
Estas medidas aunque parecen rígidas, en realidad se deben a que al inicio de la pandemia Corea del Sur logró disminuir el número de contagios sin necesidad de cuarentenas obligatorias como en México u otros países.
Con esto logró bajar el número de casos, ya que el testeo rápido evitó la propagación masiva de Covid-19. Sin embargo, la entrada de turistas y de otras actividades religiosas siguen sin poder eliminar por completo los casos de Covid aunque es uno de los países más exitosos en temas de acción contra la pandemia.
Por fin, después de tanto papeleo ¡pude entrar a Seúl!, migración me devolvió mis documentos, me otorgó una tarjeta roja y me pidió continuar.
Cuando parecía que ya por fin terminaba todo este proceso, que me tuvo detenida desde las 5 am que llegué, pasé a un último filtro: seguridad.
Me sentía sumamente vigilada. Tomé asiento, aguardé unos minutos y entonces la policía me sacó y no dejó de vigilarme hasta que me subí al autobús que me traería directamente a mi hotel, mi destino final y el cual desconocí, hasta mi llegada. Acompañada del chofer y de un guardia de seguridad. ¡No hay forma de escaparse ni de pasar por alto la cuarentena obligatoria!
Los protocolos no terminaron ya que a mi arribo al hotel se sumaron unos extras: me dieron unos guantes, me asignaron un lugar, firmé más papeles y me volvieron a hacer la prueba de Covid. Dos en un día, esta sí me dolió que hasta grité.
La parte económica: Tuve que pagar en una sola exhibición el monto total de mi estadía obligatoria, puedes hacerlo con tarjeta de crédito o con doláres o wons.
Y oficialmente inició mi cuarentena de 14 días encerrada en un hotel en Myeongdong, monitoreada a través de la aplicación y mi GPS, mandando reportes de mis síntomas dos veces por día, sin poder salir más allá de la puerta únicamente para recoger mi comida.
Bueno realmente no me siento frustrada, digo son 14 días, en México tenemos ya más de 6 meses en cuarentena y créanme que sí los hice. Aquí estoy sola en mi cuarto, todos los días escucho anuncios acerca de los lineamientos que debo guardar durante mi estancia en Corea del Sur. Cualquier falta será castigada con multas o 5 años de prisión.
Los días pasan y lo único que tengo de compañía es una televisión donde disfruto de las noticias, los K-dramas ( estoy viendo Moon Lovers ???? que pasan en las noches) y mucho Kpop.
Estoy en el onceavo piso del hotel, tengo una ventana que me da el anhelo de que cada vez quedan menos días, las letras en coreano que conforman los edificios, la gente en la calle que grita palabras en coreano, el ruido de la calle en sí me dice: “¡Hey estamos en Corea del sur!” y con ello se abre la esperanza de que todo este tiempo invertido valdrá la pena.
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