Por Cintli Cárdenas
En Séul hay de todo y para todos. Probablemente sea por la alta densidad de población, pero la ciudad puede albergar muchos eventos y funcionar de manera dinámica. La capital surcoreana se distingue por la constante búsqueda de armonía entre lo tradicional y moderno, hecho evidente en el paisaje urbano.
En medio de las congestionadas calles y edificios es común encontrarse con algún parque, templo budista, palacio o edificio histórico de cientos de años de antigüedad. Por lo mismo, las caminatas por la ciudad guardan sorpresas a quien las realiza.
Si algún día cruzan las aguas del Pacífico y llegan a las tierras de la mañana tranquila, aquí cuatro sitios imperdibles:
Insadong: Es el lugar tradicional coreano por excelencia, en dicho barrio se pueden encontrar los souvenirs necesarios y experiencias tradicionales para llevar a casa. En sus calles hay variedad de restaurantes que ofertan diversas comidas coreanas e incluso hay un café donde los comensales se pueden fotografiar usando el “hanbok”, atuendo típico coreano. Cerca de Insadong se encuentran algunos palacios famosos como el de Changdeokgung, uno de los más grandes de la dinastía Joseon que alberga el llamado “secret garden”. Es el mejor preservado de los palacios. Asimismo, cerca de Insadong y el palacio, se ubica el barrio de anguk donde uno puede pasearse por los callejones que ofrecen excelentes vistas de la ciudad.
Una buena subida a una pequeña montaña —a pie o en autobús—, desde ahí se puede ver Seúl en todo su esplendor, en especial por la noche. La torre de Namsan es famosa no sólo por su vista espectacular sino para tener alguna cita romántica. Para tal fin hay rejas en las que puedes dejar un candado con tu nombre y el de tu pareja como símbolo de compromiso. Al bajar de Namsan hay diversos caminos que conectan con varias zonas de la ciudad. Cerca de ahí está el pueblo “hanok”, una pequeña villa de casas antiguas donde suelen haber espectáculos frecuentes.
Dongdaemun: Es la zona perfecta para atestiguar los marcados contrastes entre la Corea antigua y contemporánea porque dentro del perímetro de Dongdaemun es común encontrarse con mercados de pulgas, tiendas de ropa al por mayor, venta de zapatos, animales domésticos, textiles varios y dos de las tiendas departamentales más famosas que cierran sus puertas a las cuatro de la madrugada. Por el día el bullicio de Dongdaemun se compone de turistas y motociclistas que trasladan productos de un lugar a otro, mientras por la noche se instala un mercado donde se pueden adquirir productos a precio más bajo que en otros lugares. A su vez, en la zona se encuentra el edificio dedicado al diseño, el Dongdaemun Desing Plaza, de reciente apertura.
El rio Han: Es un rio enorme de más de 50 kilómetros de longitud que literalmente parte en dos a Seúl; al norte está la parte antigua de la capital surcoreana, mientras al sur se encuentra la opulencia y el desarrollo representado por Gangnam. En lo personal no me gusta mucho ver tanto materialismo derrochado en dicha zona, por eso no la recomiendo, aunque no estaría mal pasearse por ahí para sentir el Seúl caótico contemporáneo. El río Han ofrece amplio espacio para despejarse, descansar y hacer ejercicio. Me gusta recorrerlo en bicicleta, por cierto, el préstamo de éstas es gratuito.