Por: Aleida Guevara y Galilea Herrera
En la primera parte de este reportaje te mostramos cómo es México y su gente para algunos coreanos que dejaron su país y a su familia para iniciar una historia nueva en nuestro país. Ahora te contaremos cómo somos pero desde una perspectiva más joven, ¿será que la visión cambia de una edad a otra?
A diferencia de los coreanos que llegaron a México con una vida hecha en Corea, Cho Hyeon Tae, estudiante de UNITEC, creció en la Ciudad de México pues hace 15 años sus abuelos y una tía visitaron el país, les gustó tanto que decidieron convencer a sus padres para que comenzaran una nueva vida en la ciudad, Hyeon Tae sólo tenía 3 años, por lo cual tuvo que acompañar a sus padres en el viaje. Su abuelo es maestro de caligrafía coreana en el Centro Cultural Coreano e imparte kigong en su propia escuela.
Los abuelos de Hyeon Tae llegaron en el 2001 y sus padres un año más tarde. A sus 18 años de edad, el estudiante se siente más apegado a la cultura mexicana, “en mi casa no se festejan los días de celebración de México, pero mis amigos me invitaban a sus casas a festejar. Poco a poco conocí más costumbres del país, igual tenía amigos que me invitaban a otros estados o zonas arqueológicas para conocer más sobre la cultura, con el día a día uno se va acostumbrando y sintiéndose parte de la comunidad”, cuenta.
A pesar de sentirse parte de la cultura mexicana, Hyeon Tae relató que sus rasgos físicos en algunas ocasiones le causaron algunos inconvenientes, fueron, en ciertas ocasiones, un factor de discriminación: “ser de otro país hizo que la gente se asombrara y le diera curiosidad, me preguntaban sobre mi país, mi cultura y mi lengua. Pero otros simplemente se burlaban por mis rasgos diferentes”
Esa discriminación de la que habla Hyeon Tae también la ha vivido de cierta manera Young Suk Jung, quien es estudiante universitario y que llegó a la Ciudad de Tijuana hace cerca de 10 meses. Él salió de su país porque el viajar le proporciona una nueva perspectiva, así como el experimentar cosas que jamás hubiera vivido de no ser gracias a esta actividad. Pero antes de venir a México, el estudiante imaginaba que este “era un país bastante peligroso y nada organizado; que había mucha gente con drogas como el Chapo. Yo tenía esa idea sobre México, como cualquier otro coreano” comentó.
Así como Suk Jung muchos extranjeros suelen formarse una idea del país debido a las noticias y problemáticas que se muestran en el extranjero, y con el paso del tiempo se vuelven un referente. Sin embargo, con el transcurso de su estancia, el estudiante ha dejado esta idea en un segundo plano, pues una serie de otros cuestionamientos no le dejan de dar vueltas en la cabeza: “¿Por qué la gente entra en la habitación con zapatos? ¿Por qué no están usando palillos? ¿Por qué el internet es bien pinche lentísimo?” son algunas de las cosas que le han costado trabajo de entender y de adaptarse al momento de hacer su vida diaria.
“No todos somos ‘chinos”
Lo que más le gusta al estudiante es el hecho de que para él la vida aquí es mucho más tranquila en comparación con Corea y la comida le parece que es muy similar a la de su país, principalmente por el uso del picante. Pero no todo es miel sobre hojuelas, al igual que Hyeon Tae, la vida de Suk Jung en Tijuana se ha visto marcada por un acto de discriminación que considera molesto, “odio que algunas personas, sin educación, me llamen chino. Por lo menos deberían preguntarte ¿de dónde eres?, todos los coreano lo odian (que les digan chinos)”, recalcó.
El imaginario mexicano ha construido, históricamente, un estereotipo cultural y físico sobre todo lo asiático como chino. Dahil Melgar, investigadora del Museo Nacional de las Culturas del Mundo, explicó que el origen histórico de “todo lo asiático es chino” proviene de la gran cantidad de población china que se asentó en México y Latinoamérica para sustituir a la mano de obra negra e indígena, la cual ya no podía ser explotada tras la abolición de la esclavitud, y que ayudó a formar una asociación entre lo asiático como chino dentro del contexto mexicano. “Ese tipo de población mayoritaria (chinos) fue con la que se tuvo contacto en los campos agrícolas, en las minas, era el referente asiático más importante”, en comparación con el número de migrantes coreanos y japoneses en aquel tiempo.
En el siglo XIX llegaron los primeros chinos al estado de Baja California con la idea de poder inmigrar a los Estados Unidos, para poder mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, un decreto aprobado en EUA contra los emigrantes chinos, obligó a la comunidad a asentarse en zonas portuarias y al norte del país como mano de obra para la construcción de ferrocarriles, al igual que en la minería o las haciendas henequeneras durante el periodo del porfiriato. Posteriormente, entre 1915 y 1930, los chinos aparecieron en la industria comercial con pequeños restaurantes, tiendas de abarrotes y lavanderías.
Diana Gabriela Poox, del Círculo Mexicano de Estudios Coreanos, agregó que la principal razón de que los mexicanos asociemos a todos los asiáticos como ‘chinos’ se debe a una serie de factores que los favorecieron por encima de otros paises como Corea y Japón, ya que estos tardaron mucho en hacerse presentes en nuestro país por lo que “era muy difícil crear un imaginario donde existiera una diferencia entre chinos, coreanos y japoneses” puntualizó.
A Hyun tiene cerca de tres meses viviendo en la Ciudad de México, ella llegó por medio de un intercambio académico para cursar la carrera de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); motivada, además, por la idea de experimentar una nueva cultura y poder ampliar su pensamiento. Pero de igual manera que sus compatriotas, A Hyun ha sido llamada con adjetivos como “chinita o nijao”, acción que detesta.
Este tipo de acciones que fueron señaladas por nuestros entrevistados nos llevó a preguntarnos: ¿los mexicanos somos racistas? La respuesta es sí y no, ante esto la investigadora Dahil Melgar indicó que “depende del contexto, de la conversación y la circunstancia en la que se está utilizando (la palabra chino)”. Y si le sumamos el hecho de la rivalidad histórica que existe entre chinos y coreanos aumenta el enojo y la molestia al momento de decirles calificativos como ‘chinos’, por lo que lo toman como algo más personal, “la ofensa viene porque se les está confundiendo con su enemigo, al cual, se les ha enseñado a no reconocer en los mejores términos” explicó Dahil.
Hay que entender que no es sólo una cuestión de México, si invertimos los papeles será muy difícil que en países como Corea del Sur, Japón o China logren distinguir a los latinos de los anglosajones. “Son este tipo de construcciones las que se usan para nombrar a grandes contingentes de una población, que puede tener un origen discriminatorio pero no quiere decir que siempre se tenga esa connotación”, concluyó Dahil Melgar.
La expresión “chino” que usan algunos mexicanos para designar a los asiáticos que viven en el país parte del referente histórico que se ha creado entre la gente y que tenemos a la mano, no significa que necesariamente estemos siendo racistas. Pero también es cierto que a todos nos molesta cuando no somos reconocidos o identificados por nuestro origen; “es una agresión a la identidad propia y nacional”, agregó Gabriela Poox.
Al mal tiempo, buena cara
A pesar de los momentos incómodos sufridos por nuestros entrevistados, el tiempo y las circunstancias también les han mostrado la mejor cara de los mexicanos y del país. El tiempo que llevan viviendo aquí les ha ayudado para poder aclarar sus sentimientos e ideas respecto a México, Suk Jung confesó que “México es mejor de lo que esperaba”, mientras que para Hyeon Tae “México es un país con grandes riquezas” y A Hyun nos dijo: “México es para mí una familia”.
Para A Hyun su visita en la ciudad se vio marcada por un suceso en particular y que la llevó a razonar. Y es que el 19 de septiembre la fuerza de la naturaleza puso a los mexicanos frente a una de las catástrofes que jamás hubiéramos pensado volver a vivir. Un temblor de 7.1 grados afectó varios estados de la República, entre ellos la Ciudad de México. De nueva cuenta la solidaridad de los jóvenes y de la población en general pusieron al país en los titulares de diarios con noticias, videos y fotografías que llegaron a distintos rincones del mundo poniendo el nombre del país en lo alto.
La estudiante A Hyun fue testigo del sismo y tuvo la oportunidad de ver la capacidad de unión de los jóvenes mexicanos ante este tipo de hechos. Tras estos acontecimientos sus pensamientos son muy claros: “estoy segura que cuando los jóvenes actúan en conjunto y son capaces de exigir más a sus gobiernos, podrán lograr cambiar su situación”. Para ella, tanto coreanos como mexicanos vivimos en una “sociedad enferma”, pero uniéndose e intentando las cosas pueden transformarse para el bien común. Además cuando observó a todos los jóvenes ayudando consideró que en México hay muchas posibilidades para mejorar y conseguir un mejor futuro.
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Durante este reportaje observamos aspectos positivos y, en algunas ocasiones, negativos de la sociedad mexicana a través de la mirada de los coreanos que han elegido vivir en nuestro país. Ya sea por la comida, la fusión cultural o por la calidad y generosidad de sus habitantes, nuestros entrevistados nos contaron sus historias sólo para conocer nuestra mejor versión como mexicanos.
Agradecemos a todos nuestros entrevistados que formaron parte de este reportaje y que nos brindaron su tiempo para poder responder a una de las tantas dudas que tenemos algunos mexicanos ante los coreanos que residen a lo largo de todo el país.
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