Galilea Herrera
Qué tan imposible es el amor a distancia, cuando la única forma de estar con la persona amada es a través de textos y voces. Las palabras y los pensamientos compartidos entre dos espíritus pueden ser tan fuertes que crean un lazo inquebrantable y no menos real que una convivencia material. Esta es la propuesta de Il Mare (시월애), pues demuestra cómo el amor puede suceder en espacios distantes y tiempos diferentes.
La película es dirigida por Hyun-seung Lee y protagonizada por la actriz Jun Ji-hyun (La leyenda del mar azul) y el actor Lee Jung Jae (The Housemaid, 2010). Cabe destacar, la cinta tiene una adaptación estadounidense llamada La casa del lago (2006) donde participan Keanu Reeves (Matrix) y Sandra Bullock.
La historia gira alrededor de Eun-ju (Jun Ji-hyun) y Sung-hyun (Lee Jung Jae), quienes comienzan a escribirse por casualidad. Ella ha dejado una nota al próximo inquilino de “Il Mare”, una bella casa construida en lo que parece ser un lago, donde le pide al nuevo habitante que envíe la correspondencia a su nueva dirección. Sin embargo, Sung-hyun se extraña con esta información pues él es el primer residente de la casa, por lo cual comienzan a enviarse cartas tratando de explicar la situación.
La comunicación empieza con cartas esporádicas que se vuelven más frecuentes cuando ambos se descubren viviendo en tiempos diferentes. Ella se ubica en el año 1999 y él en 1997, ninguno puede creer en la conexión atemporal pero las señales compartidas en las cartas les mostrarán que la situación es muy real.
¿Acaso existe algo más distante que una relación en años diferentes? Quizá no, y los protagonistas de esta película demostrarán cómo la construcción del amor puede realizarse con suficientes palabras escritas y maneras inteligentes de adaptar el tiempo a las necesidades de los interesados.
La cinta habla sobre la conexión entre las almas. Los personajes comparten melancolías, son compañeros de un dolor provocado por las circunstancias de la vida, factores ideales para propiciar la empatía entre ambos. Viven de cartas con recomendaciones diarias sobre el clima y consejos para sobrellevar la cotidianidad, así como palabras filosóficas acerca de su rumbo en la vida.
La casa es la mayor conexión entre los protagonistas, pues el color, la arquitectura y la ubicación del recinto es un reflejo físico de sus sentimientos. La construcción está aislada del todos, llena de tonalidades grises y azules, es un espacio solitario pero que permite a sus habitantes entenderse con ellos mismos, “la calidez y comodidad de “Il Mare” provienen del amor interior”.
Además, Il Mare (2000) circula en varias posibilidades temporales, el pasado intervenido por las cartas en el presente y el futuro cambiado si las cartas llegan en el momento correcto del pasado.
Un drama perfecto para preguntarnos sobre las maneras de amar, sin importar el tiempo ni la distancia, los sentimientos pueden ser tan fuertes y reales que existen únicamente en las almas y no en el cuerpo.