Tras un larga ausencia con un proyecto musical, Sungmin regresa con su primer mini-álbum titulado Orgel. Un disco que se compone de canciones que reconfortan el corazón con sus sonidos acústicos y la potente voz del integrante de Super Junior. 

La carrera de Sungmin se ha visto atropellada en más de una ocasión por los fans, quienes tras el matrimonio del idol, han solicitado dejarlo fuera del grupo, mismo con el que debutó en 2005. Es así como desde el 2014 Sungmin no ha participado en actividades junto a sus compañeros.

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Super Junior  hizo  regreso con todos los miembros; sin embargo, los fans coreanos se opusieron a la integración de Sungmin y Kangin, este último dejó la banda hace unos meses atrá

Aún con todo esto, el integrante de Super Junior está de regreso, no como parte de la alineación de la boyband, pero sí con un disco lleno de sensibilidad y que deja un sentimiento de nostalgia en cada letra. 

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El álbum se abre paso con la canción principal Orgel, una balada acústica en la que los sonidos de la guitarra y una caja musical se entremezclan para entregarnos una canción que busca sanar el alma. La voz melodiosa de Sungmin acompaña cada nota y se equilibra perfectamente con la pista. 

“No dejes que nadie se entere. Cuando mi corazón está cansado, mantenlo todos los días abiertos”, nos canta a lo largo de la canción.

Orgel brinda un abrazo para todo aquel que la escucha, tal y como lo haría una caja musical, nos llena de recuerdos pero nos hace darnos cuenta que nunca es tarde para seguir avanzando sin temor.

Bajo esa línea es cómo se construye su primer mini-álbum en solitario, con 5 tracks que son perfectos para saludar el invierno. El sonido acústico se impregna a lo largo del disco, variantes de elementos como el piano o una guitarra eléctrica avivan diferentes emociones. 

Un ejemplo es la canción Zzz, que tiene un tono relajante que se entremezcla con algunos tintes rockeros, proporcionados por la guitarra, y que resulta en una pista alegre y un tanto de ensueño. 

En contraparte nos encontramos con algo más nostálgico en pista como Stay, en donde el piano y la voz de Sungmin llevan todo el peso de la canción. Algo similar sucede con I pray, en donde participó activamente como compositor, cuya melodía nos lleva al invierno. 

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Con este álbum Sungmin extiende sus brazos para dar un brazo al alma, para sanar los corazones de aquellos que hemos esperado por volverlo a escuchar. Sin embargo, al final del disco queda una ligera sensación amarga, pues aunque ha demostrado su talento, su futuro dentro de Super Junior continúa siendo incierto. 

Y ante la salida inminente de su compañero Kangin, la duda sobre su posición en la banda y agencia está en suspenso. Pero aún así Orgel es, sin duda, una gran forma de volver a saludar a sus fans más cercanos y que le han acompañado en sus actividades independientes durante estos años.

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