Hoy les quiero compartir mi experiencia de viajar a Seúl en tiempo de coronavirus. Aunque quiero aclarar que todavía no estaba la Alerta Nacional, había menos casos y menos advertencias desde México cuando viajé a Corea del Sur.
Nunca antes estuve en Seúl. Particularmente no puedo saber el flujo o la cantidad de gente que hay a ciertas horas o días de la semana en la calle. Aunque durante mi semana en Corea pude notar en pequeñas cosas la transformación de una ciudad (un país) que pronto se convertiría en el segundo foco de más infectados por el Covid-19 fuera de China.
https://www.k-magazinemx.com/corea-del-sur-en-alerta-por-coronavirus/
Llegué a la capital surcoreana el 19 de febrero del 2020. Aquel miércoles noté que, tal como en la Ciudad de México, el metro y sus transbordos están plagados de gente en “hora pico”, pues había gran la cantidad de personas que circulaban en el metro entre las 8 a.m y 9 a.m.
Como la alerta por el virus llevaba más de un mes, la mayoría de las personas en el transporte público usaban cubrebocas todo el tiempo.
Espacios concurridos como el metro tenían filas de personas cubiertas de nariz y boca. También en los museos, las casas tradicionales, algunas tiendas, cafés y restaurantes tomaban sus precauciones con letreros de medidas de prevención, lavado de manos y disposición de gel atibacterial.
Al igual que ellos seguí las recomendaciones, siempre use cubrebocas y cargaba con mi gel atibacterial a todas partes.
Myeongdong es una de las importantes zonas comerciales de la ciudad por las tiendas de cosméticos, ropa, restaurantes y su mercado nocturno. Los primeros días el flujo de visitantes de la zona era bastante, la gente comía en los puestos callejeros y se atropellaba mientras cruzaba entre los locales y los puestos ambulantes.
Visité toda la semana la zona y, conforme los días transcurrieron, me percaté que poco a poco los visitantes disminuyeron. Frecuenté el mercado de Myeongdong durante cinco días más o menos entre horas similares, e incluso un sábado por la noche observé que los puestos se levantaron temprano, como a eso de las 9 p.m., a pesar de que los comerciantes terminan cerca de las 00:00 horas su actividad.
Algo parecido me sucedió cuando caminaba por la zona cercana al templo de Jogyesa, visité el lugar en una hora similar en dos días distintos. Entre semana había gente de compras, en los cafés y los restaurantes. Quizá mi visita en domingo influyó en ver menos personas en las calles de ese barrio. Solamente escribo como una observadora y no con conocimiento de la actividad de ese espacio en particular.
No quiero decir que la gente se resguardó, no lo puedo afirmar. Solo vi menos flujo en horas similares que no esperaba que fueran así. También quiero decir que jamás me sentí insegura al pasear alrededor de Seúl.
También me percaté que los anuncios con medidas preventivas del coronavirus en el metro incrementaron conforme al paso de la semana.
Pasé de ver carteles en las paredes del transporte y los espacios públicos, a escuchar cada 5 o 10 minutos en los altavoces del metro las medidas preventivas del Covid-19 en inglés, chino, coreano y japonés hasta el lunes 24 de febrero, cuando ya existía formalmente el decretó la Alerta Nacional en Corea del Sur.
La televisión también transmitía con cierta frecuencia las medidas de prevención: el lavado correcto de manos, estornudar en un pañuelo y acudir al médico ante cualquier síntoma.
No podría afirmar que una ola de pánico se sintiera en el ambiente de Seúl. Pero sí vi una población que trataba de prevenir el contagio con cubrebocas y gel antibacterial. De hecho viví entre rostros cubiertos sin importar el lugar o la hora.
https://www.k-magazinemx.com/conciertos-y-eventos-cancelados-en-corea-del-sur-por-coronavirus/
De regreso a México mis compañeros de viaje, la mayoría coreanos, usaban cubrebocas todo el trayecto. Yo hice lo mismo.
Provenientes del segundo país con más infectados por coronavirus, no vi algún protocolo claro de salud a nuestra llegada. Sólo alcancé ver algunas personas con bata blanca al llegar a México, justo en la puerta del avión.
Nunca estuve segura si revisaran a alguno de los pasajeros.
La única indicación clara de ese 24 de febrero fue para quienes viajaban en conexión a Estados Unidos, donde entrevistaron a los pasajeros antes de abordar.
Ya en migración me preguntaron de dónde venía, sellaron mi pasaporte y me dejaron salir del aeropuerto. Nada fuera de lo común. Nada relacionado a un protocolo sanitario para los mexicanos o las personas que viajaron conmigo.
Tal vez era porque a penas se había confirmado que Corea del Sur era uno de los más afectados por el coronavirus en el mundo.
Hoy, si ingresas a las guías de viaje en página de la Secretaría de Relaciones Exteriores existe más información y advertencias de viaje a Corea del Sur, sobretodo a la ciudad de Daegu, el sitio con mayor número de casos.
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