El fin de las dinastías coreanas

July 12, 2017
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Después de casi medio siglo bajo el dominio de la dinastía Joseon, el imperio coreano sufrió otra terrible invasión. Esta vez, el creciente imperio japonés tomó el control de la península de Corea, hecho que tuvo como consecuencia el fin de las dinastías coreanas.

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A finales del siglo XIX el imperio de Corea gozaba de estabilidad; sus buenas relaciones con China, así como el orden político y social establecido por los reyes de la dinastía Joseon por cerca de 500 años permitieron que la cultura coreana y su sociedad florecieran y se arraigaran. Sin embargo, Corea no se encontraba aislada del mundo y muy pronto se vio sumergida en conflictos internacionales que solo le acarrearon problemas muy severos.

El imperio japonés tuvo un auge sin precedente a finales del siglo XIX debido a la industrialización y a las políticas imperialistas que adoptaron de occidente. Este poderío lo llevó a combatir a los grandes imperios del pacifico asiático, derrotando primeramente a China y después al Imperio Ruso en la Guerra Ruso-Japonesa. Al no tener un rival militar a la altura, Japón se dedicó a hacer y deshacer a su antojo en los territorios que poco a poco fue ocupando, política que continuó por medio siglo más hasta el final de la segunda guerra mundial. Durante este periodo Japón controló territorios como China, Filipinas y Corea.

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En 1905 los japoneses tomaron el control político y económico del reino de Corea. A partir de este momento las decisiones de su rey deberían ser aprobadas por un concejal japonés. Este modelo solo perduró por 5 años ya que en 1910 el Imperio Japonés anexó a Corea dentro de sus territorios, comenzando una campaña militar de dominio sobre la sociedad y las tradiciones coreanas. La población coreana se veía en mucha desventaja ya que su forma de vida –agrícola y en su mayor parte pacífica– no estaba preparada para enfrentar una guerra de esta magnitud.

Tuvieron que pasar 9 años para que existiera un movimiento organizado que buscara el recobrar la independencia coreana. El movimiento independentista del 1° de marzo de 1919 fue, tal vez, el llamado más contundente de la sociedad coreana por su independencia. En él, 33 patriotas coreanos se congregaron en uno de los parques más concurrido de Seúl para declararle al mundo que Corea era una nación independiente, apelando a los principios de la diplomacia occidental y reclamando su soberanía. Sin embargo, este movimiento no surtió efecto, a pesar de ser el más recordado y haber provocado una reacción en cadena en la población coreana, debido a la furibunda reacción de los japoneses que comenzaron a realizar actos de opresión y exterminio de la población.



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El emperador Sunjong falleció en 1926 sin tener un descendiente que pudiera acceder hipotéticamente al trono, ya que su gobierno comenzó en 1907 y fue depuesto en 1910, pero su presencia era una esperanza moral para los coreanos que soñaban que en un futuro él pudiera volver a ser su gobernante. Su muerte ha sido atribuida muchas veces al imperio japonés, sin embargo oficialmente murió de manera natural, siendo así el último emperador coreano de la historia.

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Emperador Sunjong

La aristocracia y algunos intelectuales coreanos se exiliaron en China y desde ahí trataron de ayudar a su pueblo; sin embargo, los japoneses cambiaron por completo la vida de los coreanos: se prohibió el uso de su lengua y su escritura, teniendo que adoptar la japonesa; de igual forma muchas personas tuvieron que cambiar su nombre por uno de origen japonés; los legados budistas y confusionistas también fueron perseguidos; de igual forma, se combatió a la poca población cristiana de corea; se prohibió la práctica del taekwondo y se buscó la implementación del Kendo y otras artes marciales japonesas.

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Pese a todas estas cuestiones, la cultura coreana logró subsistir y, gracias a la derrota japonesa en la segunda guerra mundial, Corea recobró su independencia en 1945, pero las cosas no estuvieron tranquilas por mucho tiempo, ya que una vez concluida la invasión japonesa, la península volvió a ser un botín de guerra al alcance de otros. En este caso la URSS y su ejército rojo invadieron una parte de la península, instaurando la doctrina socialista que llevó a la división de la península en dos naciones, Corea del Norte y Corea del Sur.

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