Por Esmeralda Velásquez*
Las relaciones entre Corea del Sur y Japón lejos de ser diplomáticas y pacíficas encierran mucha historia, cabos sueltos que hasta la fecha son motivos de roces y enfrentamientos entre ambos países. Para entender la dinámica actual en la que se sumergen las dos naciones más prósperas de Asia es necesario considerar los orígenes de su vinculación.
***
En este escenario recordemos que Corea fue colonizada por el imperio japonés por 35 años (1910-1945), tiempo que sirvió para reafirmar el poderío del Estado Nipón en Asia, y a la vez sobajar las aspiraciones de un país con mucha riqueza cultural en ese entonces.
Con el fin del colonialismo la nación surcoreana se enfocó en desarrollarse económica, política y socialmente, logrando resultados inigualables en términos de temporalidad (su desarrollo le llevó solo 11 años);correlativamente Japón tuvo cambios sustanciales en su estructura interna y su dinamismo económico, lo que llevó a ambos países a fomentar relaciones diplomáticas, pacíficas en respuesta a los acontecimientos históricos y por la vecindad que mantienen.
A principios del siglo XXI, la relación entre el tigre asiático y el país del sol naciente se consideró amena; no obstante, el ambiente de cordialidad siempre se ha visto amenazado por los vestigios del colonialismo, prueba de ello son las acusaciones hechas por Corea del Sur hacia Japón para la reparación de daños a las víctimas surcoreanas durante el periodo de colonización, siendo estas las mujeres confort (empleadas, por parte del ejército japonés, como esclavas sexuales) y los surcoreanos esclavizados que realizaban trabajos forzados en beneficio de empresas japonesas.
Con este escenario, se deja en claro que para Corea las heridas del colonialismo aún siguen sin cicatrizar, aunque Japón demuestre lo contrario.
https://www.k-magazinemx.com/de-peninsula-a-peninsula-la-historia-coreana-que-se-escribe-en-mexico/
El desequilibrio
La relación entre ambos países se hizo más voluble, y ante las recientes disputas que se han generado por la decisión del ministro japonés Shinzo Abe de abolir el estatus de Corea del Sur como socio comercial predilecto, dicha relación ha entrado en una crisis.
Con estas nuevas medidas tomada por el gobierno Nipón, Corea del Sur será retirada de su lista blanca, lo que significa que las exportaciones japonesas hacia el país ahora serán evaluadas para asegurarse que no sean utilizadas con fines bélicos (armamento y aplicaciones militares).
De acuerdo con el gobierno japonés dichas restricciones entrarán en vigor el 28 de agosto y ante esta situación tanto el estado como la sociedad coreana hicieron notar su inconformidad a través de manifestaciones en contra del primer ministro y declaraciones de prensa.
¿Qué se preveeé?
En primera instancia el descontento para el sur de la península coreana es que su estatus de socio preferencial se verá eclipsada y nivelada al del resto de los países asiáticos, asimismo, las exportaciones japonesas a Corea se verán limitadas, afectando de esta manera a empresas especializadas en tecnología como Samsung y SK Hynix, quienes fabrican casi dos tercios de los chips de memoria del mundo. Cabe mencionar que los principales materiales químicos que exporta Japón a Corea son poliamidas fluoradas, fotoprotectores y fluoruro de hidrógeno, mismos que se utilizan en la fabricación de chips de computadora, entre otros.
Otro punto importante es que, el tigre asiático es el tercer socio comercial más grande de Japón y compra productos japoneses por un valor de aproximadamente 54 mil millones de dólares, de acuerdo a la información proporcionada por el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Visto desde esta perspectiva, el gobierno surcoreano califica de injustas las represalias económicas por parte de Abe. Dentro de esta afirmación surgen algunas hipótesis que son utilizadas por la sociedad para expresar la inconformidad que tienen hacia el país vecino.
Algunas de ellas son que, la decisión del primer ministro japonés se dio a partir de la sentencia hecha por la Corte Suprema de Corea del Sur en la que establecía que los ciudadanos podrían solicitar reparaciones por los daños antes mencionados. De acuerdo a El país por medio de ese pacto, titulado Tratado de Relaciones Básicas, se restablecieron las relaciones diplomáticas entre ambos países previo pago de 717 millones de dólares (unos 644 millones de euros) en préstamos y cesiones por parte de los nipones, lo cual causó irritación en Japón.
Corea versus Japón
Ante esta situación, la postura de ambos países es altamente nacionalistas, por una parte, la sociedad coreana conserva las memorias históricas de su proceso colonial, mismas que se ven reflejadas en la declaración del presidente coreano Moon Jae In, al expresar que Corea no perderá de nuevo ante Japón. Análogamente Japón mantiene la firmeza y expresa que las medidas tomadas no son sanciones hacia su vecino surcoreano, y que para ellos el colonialismo únicamente forma parte de la historia universal.
Evidentemente las decisiones por parte de Japón, lejos de ser una crisis de las relaciones comerciales con su homólogo surcoreano, puede convertirse en una problemática global, puesto que, fabricantes de teléfonos inteligentes como Apple y Huawei dependen de los chips de memoria de las compañías surcoreanas.
Por su parte, Corea del Sur también ha tomado medidas cruciales ante el embate de Japón. Este lunes anunció la retirada de Tokio de su lista de socios preferenciales, evidenciando, de esta manera, el nuevo modelo de comercio hostil que se desarrollará el noreste asiático.
A esto, se le debe agregar que, las medidas tomadas por el presidente Moon Jae In son a corto plazo, ya que entrarán en vigor a partir del mes de septiembre, en el que Japón pasará por filtros similares a los que sometió a Corea en términos comerciales. La justificación del tigre asiático es que se tomarán las mismas medidas de seguridad ante la evidencia de que Japón no ha sido un socio comercial memorable.
Con este nuevo escenario, los dos países asiáticos se ven envueltos en una encrucijada. Cabe destacar que son los principales aliados para Estados Unidos, por lo que, el país de occidente no dudaría en tomar medidas, al estilo Trump, con la finalidad de dar solución a dicha disputa.
Con ello, queda por sentado que más que acontecimientos históricos ambos países continúan situándose alrededor de los vestigios del colonialismo. A pesar de que, las restricciones por el momento no tienen un gran impacto a escala global, marca el indicio de una posible guerra comercial, en donde podría revivirse, entre ambos países, el escenario de hace más de 70 años.