Verde, amarillo, naranja y muchos otros colores, llenan la mesa tradicional coreana. Su historia, legado saludable e incluso medicinal, la hacen una de las gastronomías imperdibles para los amantes de la cocina internacional. Enamorarse de ella es sencillo, sólo basta con probarla y dejarse seducir por su sabor oriental.
K-food referencia internacional
Enamorarse de la cultura coreana es fácil, gracias a herramientas como el internet. Sin embargo, la gastronomía es la mejor manera de saber sobre su historia e incluso, sobre su estilo de vida, el cual se refleja en cada uno de sus platillos.
La famosa K-food es motivo de festivales gastronómicos en cada pueblo o ciudad emblemática. Jeonju, por mencionar un ejemplo, se ha convertido en uno de los sitios con mayor atractivo turísticos por una sola razón, es la cuna donde el bibimbap nació; cada año miles de turistas visitan las villas tradicionales con el deseo de conocer a fondo los platillos de gran tradición.
La cocina coreana inunda a los países más cosmopolitas del mundo, pues no es raro encontrar restaurantes o zonas destinadas a la degustación de la mejor comida coreana para las comunidades de ciudadanos provenientes de ese país, muestra de ello son la Ciudad de México, Los Ángeles o Tokio, por mencionar algunas, que cuentan con una vasta oferta de restaurantes y tiendas de conveniencia de esa nación.
La gastronomía coreana y sus platillos característicos como el bulgogi (carne de res marinada en soya y vinagre de manzana), el bibimbap (arroz al vapor con verduras y una salsa de chile rojo), o el tradicional kimchi (col fermentada), han ganado tal popularidad que incluso, la sección CNN Travel ha publicado un artículo titulado 40 platillos coreanos, sin los que no podríamos vivir, compartiendo con el mundo un listado selecto de lo mejor de esta cocina.
La vasta oferta culinaria de ese país cuenta con ingredientes básicos, llenos de un sabor único como el arroz, los vegetales, los aceites y el famoso kimchi (que es parte de la lista del Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la UNESCO). Además, reconocidos chefs de talla internacional, como Edward Kwon, han llevado su legado tradicional al estrellato en espacios gastronómicos de lujo.
Globalizando la K-food a través de una pasión
El aceite suena y en pantalla aparece un colorido plato de la más alta cocina gourmet. Con increíble paciencia, como aquel amante que admira a una bella mujer, se puede ver sonriente a Edward Kwon, un joven chef coreano que ha dedicado su vida a exaltar sus raíces en su restaurante ubicado en Moscú.
Durante un episodio de la serie Culinary Journey, presentado por la cadena CNN Travel, el famoso experto en cocina internacional, se muestra sorprendido pues considera que se vive una época en el que la gente descubrió la magia coreana a través de la ola Hallyu, y considera que es responsabilidad de los nativos de aquel país exaltar la historia y los milenarios ingredientes de su cocina a través de fusionar la comida gourmet con los manjares coreanos.
Al vivir por tanto tiempo en el extranjero, y descubrir su vocación por la gastronomía a los 30 años, Kwon comenta que su experiencia en los mejores restaurantes del mundo, como en Francia, Moscú, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, le ha dado una visión diferente: la comida fusión. En su caso, sirve cocina gourmet francesa con algunos elementos coreanos, que producen una combinación única en su tipo.
El reconocido experto es un representante no oficial del Hansik (Comida tradicional coreana) y se menciona como promotor de K-food en el mundo, por lo que asegura que ésta va más allá de la carne combinada con licores en las parrillas y que es mucho más que sólo kimchi. La cocina de la península surcoreana, en su opinión, protege las raíces de un pueblo con una historia de miles de años.
“El secreto está en reinterpretar nuestro legado gastronómico en sus épocas más representativas, en la época moderna, es simple, pues vale la pena si alguna persona prueba mis platillos y dice: ¡Sin duda es autentica comida coreana!”, comenta el chef con una sonrisa en el rostro.
La K-diet, ingredientes milenarios y saludables
Muchos podrían interpretar los términos K-diet y K-food como el mismo concepto, sin embargo, expertos del Journal Ethics of Food, en su artículo especializado sobre el legado de la comida coreana, especifican claras diferencias entre ambos términos y su importancia para la sociedad de dicho país, pues sus hábitos alimenticios inciden en la salud y estilo de vida de los coreanos.
Entonces, ¿en qué radica la diferencia? La K-diet está constituida por un conjunto de elementos que representan a la cultura culinaria tradicional de Corea del Sur, lo cual incluye aspectos como hábitos alimenticios, patrones culinarios, ingredientes milenarios y técnicas de preparación de alimentos. En cuanto a la K-food podemos decir que es el resultado, o sólo una pequeña parte de la K-diet.
Las tendencias mundiales en cuanto a comida han evolucionado en la época actual, las personas cuidan más lo que comen y buscan que los alimentos que consumen tengan ciertas características, motivo por el cual la K- diet está tomando fuerza entre blogs, medios y nutriólogos a nivel mundial, ya que éstos destacan las propiedades saludables y gran balance que ofrece.
Según un artículo del investigador Kyung Rhan Chung, la técnica de fermentación de alimentos es considerada una de las más completas, ya que mantiene los nutrientes intactos e incluso podría ser una opción para combatir el sobrepeso, enfermedad que aqueja a algunos países hoy en día.
Es verdad que las propiedades de este legado tradicional están impactando al mundo, no obstante, ha sufrido modificaciones que los más fieles defensores del K-diet y el Hansik no podrían aprobar. La globalización y los tiempos modernos han hecho que los jóvenes coreanos e incluso aquellos fans del Hallyu consideren platillos como el jajangmyeon, la pizza, o el pollo frito como parte de la K-food, cuestión que el Ministerio de Agricultura califica como errónea, pues considera que debe tener como característica el hecho de estar preparada con ingredientes 100 por ciento originarios de la península surcoreana.
Preservar el legado en la época moderna
Heredar una cultura con tantos años de historia, no debe ser fácil para los ciudadanos del país del kimchi, pues implica una gran responsabilidad continuar con grandes tradiciones en un país que evoluciona a la velocidad que la tecnología y las tendencias lo hacen. En este sentido, muchas veces se da una lucha continua sobre quedarse con el pasado, o bien adaptarlo a la época moderna para que las nuevas generaciones valoren la enorme cultura que les dejaron sus antepasados. El debate es constante, pues se cuestiona entonces qué es realmente tradicional.
Las definiciones son muy precisas e incluso determina ingredientes específicos, de acuerdo con la misma declaración de la UNESCO, la auténtica y única K-diet se define de la siguiente manera: “La K-diet está compuesta por arroz, vegetales, kimchi y platillos adicionales conocidos como Banchan, elementos medicinales como el ajo, ginseng y el jengibre; además de un uso moderado de mariscos y legumbres y el poco consumo de carnes rojas”.
Suk-Heung Oh, investigador de la Korean Society of Food Science and Nutrition, lo define sencillamente, el reto está en esperar que las nuevas fusiones, y los grandes intentos de los amantes de la gastronomía por modernizar el Hansik ofrezcan realmente el espíritu coreano, manteniendo sus propiedades nutricionales y medicinales, exaltando el sabor que se ha conservado por milenios; la decisión de las nuevas generaciones está en preservar o reinventar sus raíces.