Japón se hunde: 2020, una historia de desastres y de reconstrucción social

July 29, 2020
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Japón se hunde:2020 es el nuevo anime de Masaaki Yuasa, el director detrás de grandes éxitos como Tatami Galaxy y Devilman Crybaby.

En este mes de Julio, Netflix sorprende con nuevas producciones de anime. En esta ocasión, el aclamado director Masaaki Yuasa regresa con una nueva serie que promete estrujar tu corazón.

Aunque en estos tiempos de pandemia, las producciones sobre catástrofes y otros escenarios trágicos pueden no ser la mejor opción. Japón se hunde:2020 se abre camino como una alternativa. Pues plantea una perspectiva humana sobre el desastre y, aunque se inclina por el drama y la tragedia, no pierde la esperanza y optimismo que se necesitan en este tipo de situaciones.  

¿De qué va Japón se hunde:2020? 

Japón se hunde:2020 es un anime que acompaña a la familia Muto en su lucha por sobrevivir después del gran terremoto que golpeó Japón. A lo largo de 10 capítulos, Ayumu y Go, en compañía de sus padres, deberán hacer frente a los más grandes obstáculos. 

Una inminente catástrofe amenaza con poner fin a todo el territorio japonés, tal y como lo conocemos. A lo largo de la travesía, Ayumu y Go encontrarán personajes que les mostrarán un lado oculto de la sociedad y que aumentaran su incertidumbre sobre el destino que les depara. 

Basado en la novela Nihon Chinbotsu del escritor Sakyo Komatsu de 1973, Japón se hunde:2020 cambió su escenario de la década de los setenta, por el presente, pues se adaptó justo en vísperas de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. 

Japón se hunde: 2020 no es la primera adaptación de la novela, ya que cuenta con otras versiones en la pantalla grande como Tidal Wave (1973) y su remake Sinking of Japan (2006)

Un instante es suficiente para perderlo todo

La familia Muto parecía vivir su día a día sin contratiempos. Cada integrante tenía su rutina y la disfrutaba cómodamente. Pero, el movimiento de la tierra arrasó con todo. Un terremoto con epicentro en Okinawa sacudió Japón. El daño y las pérdidas humanas resultaron incalculables, tras las réplicas y otros desastres consecuencia del movimiento telúrico.

De forma casi inconsciente, cada miembro de la familia Muto se apresuró a su hogar para reencontrarse con sus seres queridos. Después de múltiples obstáculos, la familia se reunió. Pero una nueva catástrofe se avecina: es el inicio de la lucha por la supervivencia.  

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Japón se hunde:2020 comienza con un panorama desalentador. Los protagonistas avanzan entre escombros, tratando de asimilar y hallar un motivo que los impulse. Pero ¿qué queda de nosotros si todo el país está en pedazos? 

En Japón perdura la memoria histórica sobre desastres y otros eventos. Su ubicación geográfica y su propia experiencia impulsó la creación de estrategias de prevención y protección ante todo tipo de desastres. Al final, todo resulta insuficiente ante una catástrofe de niveles inimaginables que, claramente, los rebasa.

Esta catástrofe adquiere un nuevo matiz por situarse en el tan esperado evento deportivo.  ¿Por qué precisamente en los Juegos Olímpicos Tokio 2020? Aunque, era una oportunidad irrepetible para captar a un nuevo público, quizás Masaaki Yuasa lo utilizó con un doble propósito. 

Al tratarse de un evento internacional, Japón está en el centro de los reflectores. El nivel de exposición es altísimo. Todo se reduce a simples apariencias, capaces de calmar la efusividad por conocer una nueva cultura.

En Japón se hunde:2020, Masaaki Yuasa intenta adaptar su visión sobre la sociedad japonesa. Una distinta de la superficial que llega directo a Occidente. Aunque los Juegos Olímpicos se pospusieron, el interés del animador japonés por mostrar otros lados de Japón, más allá de las apariencias, se mantiene.   

En la sociedad nipona perdura un sentimiento de anhelo y preservación del pasado y las tradiciones. Pero ¿qué sucede con las nuevas generaciones? Masaaki Yuasa lleva esa premisa hacia la catástrofe y termina por plantear su propia alternativa, con un nuevo futuro y  una reconstrucción, que valore el pasado pero sin aferrarse a él.  

Kite,  el favorito de la serie

A lo largo del camino, Ayumu y Go se encuentran con otros personajes, con sus propias historias y metas. Lo que llama la atención es que hay una gran presencia extranjera en los personajes, como Mari, la mamá de Ayumu y Go, Daniel y Kite.

Kite sobresale del resto, no tanto por ser extranjero, sino por su personalidad y su participación en el desarrollo de la historia. Este personaje se queda con todo el protagonismo de la serie, pues se robó el corazón de los fanáticos por su forma de afrontar las dificultades. Además, Kite dejó una gran lección: la suerte la construyes tú mismo.  



Aunque la primera impresión de este youtuber no fue la mejor, Kite resaltó por ser un fuerte defensor de las minorías. Además, en varias ocasiones, hizo frente al racismo y la discriminación que retrató y crítico la serie. Entre los fanáticos se especula que Kite es un personaje trans, lo que también aportó a su popularidad. 

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Por otro lado, la presencia extranjera en el anime provoca a que, en algunas ocasiones, los personajes utilicen frases en inglés. Lo que puede sorprender a los fanáticos acostumbrados al audio totalmente en japonés. 

Sin embargo, esta inclusión también pretende poner sobre la mesa una problemática social que perdura hoy en día en el país. Los grupos ultranacionalistas y defensores del purismo pueden resultar exagerados en estos tiempos, pero en Japón aún es latente la opinión negativa hacia los extranjeros y los hafu, japoneses cuyo padre o madre es extranjero.  

Esta problemática se aborda desde la experiencia de los propios protagonistas, al no ser parte de los planes de reconstrucción del nuevo Japón. Un problema que les arrebata la oportunidad de su rescate por un barco en un país casi bajo el agua.   

Del asombro a la confusión 

Los espectadores de Japón se hunde:2020 podrán tener opiniones encontradas. Si bien, aborda varias problemáticas actuales de Japón, sitúa a la historia en un ambiente catastrófico y tiene a Kite, un personaje con un carisma insuperable, el anime no termina por convencer. 

Por el lado de los personajes, Kite se lleva todo el cariño del público, aún cuando no es el protagonista de la serie. El resto tiene su altibajos y se recupera casi al ocaso de la serie. La improvisación de rap es de las únicas escenas que logra unir a todos los personajes y hacerlos brillar.

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La historia inicia con un ambiente un tanto optimista desde los personajes, pero todo se desaparece de forma abrupta. La presencia de la muerte es cada vez mayor, lo que provoca que el espectador esté al filo del asiento. Pero el uso constante de este trágico destino termina por convertirse en algo predecible y un recurso sobreexplotado. 

Incluso, no hay un tratamiento y un seguimiento claro sobre la perspectiva de los personajes hacia la muerte y el desastre. 

Por otro lado, el anime intenta abordar desde la experiencia individual un problema social. Pero el desarrollo carece de una continuidad y no hay una línea clara que conecte ambas situaciones. 

Al inicio parece centrarse en una cuestión familiar para lanzarse abruptamente al cuestionamiento de un problema estructural. En el intermedio, los personajes llegan a una villa regulada por una secta, que podrá confundir a los espectadores. Al ser una miniserie, cada momento es valioso pero, en ocasiones, el uso de cada cuadro parece resultado de una elección al azar.  

Este anime puede no ser una historia convencional, al arriesgarse por un ambiente en donde prevalece la catástrofe y al aportar una perspectiva humana que roza en el drama y la tragedia. 

A pesar de ello,  Japón se hunde: 2020 se aleja bastante de los trabajos anteriores de Masaaki Yuasa.  Este anime no llega a la calidad y al estilo a la que sus fans están acostumbrados. 

Sin embargo, es una buena opción para alterar tu corazón durante el tiempo libre. Además, el intro del anime con la canción A life de Ryuichi Sakamoto y Taeko Onuki puede convertirse en uno de tus favoritos.  

 

¿Ya viste Japón se hunde:2020? ¿Qué te pareció?